Durante el camino del inca, ademas de sufrir las subidas, estuvimos hablando de donde saltar, sabíamos que iríamos a Chile, pero no teníamos nada clara la ruta. Y hablando, hablando, nos enteramos que podíamos visitar un desierto de sal, nada mas ni nada menos el salar de Uyuni.
Como habíamos superado con creces la aventura de 4 días en la montaña con solo duchas heladas podríamos seguro superar tres días en 4×4 con duchas solo por la noche.

Dicho y hecho, había billetes baratos desde Cuzco a Uyuni pasando por La Paz. En La Paz coincidimos con una pareja de kiwis y pasamos esas maravillosas horas de espera en aeropuerto con compañía, hasta compartimos contacto por si en un futuro íbamos a Auckland.

Llegamos al diminuto aeropuerto de Uyuni y compartimos taxi hacia la « ciudad » como mi estómago estaba jugando al rugby esa noche directos a dormir y el día siguiente lo pasaríamos buscando agencia para el viaje.

Un par de búsquedas en internet, un rato de conversación con la dueña del hotel y listo. Teníamos que visitar 4 agencias, ver precios, si era con guía o sólo chófer, cantidad de agua por persona y estábamos listos. Al final los elegidos fueron la agencia Perla, precio especial por hablar español (aunque los guías terminaban explicando todo en inglés) y salíamos al día siguiente.
Más paseo por el pueblo, yo pasé el día en ayunas, Nerea comió por ella y por mi y listos.
Cargar baterías, comprar agua y a llenarnos los ojos de arena y colores (básicamente marrón)

El primer día es fácil, salida de uyuni, visita del depósito de trenes abandonado, visita de uno de los pueblos limítrofes al salar y directos al salar a hacer miles de fotos.

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Al tener ese horizonte TAAAAN lejano se puede jugar súper bien con tamaños y perspectivas. Nos reímos, hicimos fotos, vídeos y a la siguiente parada.
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Una isla de tierra en mitad del salar, cactus gigantes, un par de lagartijas y miles de turistas 🙂 mereció la pena
Para terminar el día fotos al atardecer y a descansar dentro de un hotel de sal. Todas las paredes recubiertas de sal hacen que el hotel tenga un algo fantasmagórico, eso y que al llegar no había luz eléctrica 🙂

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Segundo día a visitar la cueva de la galaxia, lagunas de colores, flamencos, unos cuantos geysers y acercarnos a las aguas termales donde pasaríamos la noche. Estar a 40 grados dentro del agua y 12 fuera daba realmente ganas de no salir

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El último día, más lagunas, el desierto de salvador Dalí y nos dejaron en la frontera para cruzar a Chile.
Ese paso sería nuestra primera aventura con las fronteras chilenas, decir que te miran TODO es poco, abrían las mochilas, preguntaban por comida y maderas y listo, podíamos seguir hacia San Pedro de Atacama, nuestro desierto y entrada en Chile!
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¿Y pikachu? Busquen en la galería 🙂