El gay, el yanki y la cornutta paparazza
noviembre 6th, 2008 NereaHamilton estaba a un día de ganar el campeonato de F1 y nosotros dormíamos cual marmotas en la bat-cueva. Tras un rápido zafarrancho de combate, Pedro nos llevó al tren y en una horita estábamos en Kyoto, nosotros y todos los nipones de esta gran nación. El bus de la línea turista estaba más petao que el shinkansen y el metro en hora punta. Lo bueno era que no podíamos perdernos, cual Dorothy siguiendo el camino de baldosas amarillas, nosotros seguíamos el reguero de turistas locales y extranjeros cual file de hormigas multicolor. Si, yo también creo que la metáfora esta pasada de rosca, pero así podéis criticar a gusto.
Lo primero que vimos fue el Templo de Kiyomizu-dera (o Kiyomizudera, 清水寺, en japonés templo del agua pura), con su balcón de tabiques de madera sin un solo clavo y sus budas varios.
Como anécdota y para justificar el título, dos detalles:
Guillermo fue interceptado en cuatro ocasiones por un equipo de la NHK (homólogo de TVE) que lo tomaba por un estadounidense..(aunque hubieran acertado con su nacionalidad la respuesta habría sido la misma: NO VOY A VOTAR, La DEMOCRACIA ES UNA MENTIRA) Lo que nos pudimos cachondear de él. Aprovecho para lanzar una pregunta al aire: ¿Os parece que tenga cara de yanki? Ahora entendemos la rabia que debe dar cuando siendo japonés te tratan de chino y viceversa.. GRGRRR
El segundo detalle sobre el título viene porque al llevar la cámara casi todo el rato, pude ser testigo del nacimiento de una bella historia de amor Chiki y Nano, pareja gay de Kyoto Noviembre 2008, no explicaré nada, os dejo un reportaje gráfico que he titulado Cornuta paparaza: Divorcio por adulterio.
Paseamos por las callejuelas del Kyoto antiguo, había muchísimas ‘geishas’ paseando posando y dando color dentro del ambiente ya bastante festivo. A estos dos se le iban los ojos detrás de cualquier cosa con quimono y hay que reconocer que las chavalas se lo curraban. ¡¡¡¡No me pongo to ese maquillaje ni para carnaval!!! ¡¡Que crù, señó!!
Para llegar al Ginkaku-ji (銀閣寺, Templo del Pabellón de plata) hicimos trampa y pillamos un taxi, el dios de los turistas nos castigó con un Pabellón de Plata cubierto de andamios y una visita corta aunque llena de instantes románticos, paseos entre el jardín zen (¡Está igual que hace 2 años!) y bajo los arces de hojas cambiantes. Solo faltaban Chaw Yun Fat y los ninjas a lo Tigre y Dragón (¿O eso era en China?). Para terminar con una puesta de sol en la Kinkaku-ji (金閣寺, Templo del Pabellón Dorado), o la choza de retiros no muy espirituales que tenía en Emperador en Kyoto. La vuelta fue menos bucólica, entre los callejones de Kyoto y en bus hasta la estación. De vuelta en Kobe, fuimos directos y hambrientos al Valmancha y esperamos charlando con Pedro y Mijo a que se fueran los clientes y llegaran los colegas para ir a cenar y tomar una última cerveza. Estuvimos compartiendo risas con una pareja de rusos Sveta y Basili y otro ruso más Dimitry (que para mi suerte robó la atención de Chiki que olvidó su pasajero idilio con Guillermo). El bar como veis es muy fashion, (Ki Chi Ri) y las mesas privadas están acolchadas como la celda de un manicomio… Eso sí, la comida estaba bien y no era mega caro. A Kaori le gustó mucho porque podía andar chocándose con todo sin arriesgarse demasiado.
La noche terminó, nos despedimos y nos fuimos a casita a dormir, o a ver la última carrera del campeonato de F1 por internet. Lástima que el quinto frenara, yo ya dormía, pero por lo que se ve, fue la gran decepción. Creo que hablo por una gran mayoría si digo ¡Hamilton cabrón!
Y con estas bellas palabras cierro el episodio.
Epilogo. Despertares sobre las 2 de la tarde y con Pedro, Mijo y Kaori ir a Osaka, pasear por el bullicioso barrio de Dōtonbori (道頓堀), cruzar el puente. Cierre de emisión, vuelta a la realidad y otro saquetazo en el shinkansen (pero esta vez sentaditos, con una cervecita y algo de picar).
Pd. Más fotos en los álbumes
En un remoto pasado
Hace unos 365 días, relatábamos Ya tenemos una GANADORA (cerveza BINTANG)
Hace unos 730 días, relatábamos La vuelta al curro después de una semana