noviembre 5th, 2008 lorco
Al despertarnos después de una noche tranquila nos lo tomamos con calma. Dejamos las maletas en recepción y salimos hacia la ciudad. Con calma encontramos un servicio de información para turistas y decidimos preguntar por listas de hoteles. Perfecto, tienen, ademas nos recomiendan qué visitar en la ciudad por el mismo precio.
Dimos las gracias, es de bien nacidos ser agradecidos, y nos pusimos a llamar, tres posibilidades, dos no y un si. Ya teníamos hotel para esa noche. Ni siquiera una reserva, tan solo preguntaron numero de personas y nacionalidad. Perfecto, a correr toca.
Primero un templo, últimamente tenemos suerte con los templos y en éste estaban celebrando el pasaje de edad Shichi-Go-San (七五三, literalmente hablando «siete-cinco-tres») lo cual nos permitió hacer algunas fotos de niños con quimono. Si eres niño en Japón, es normal que te entre el síndrome ese de Emperador… ¡¡te visten como a uno cada dos años, te llevan al templo y te veneran!!!
Después subimos al edificio del ayuntamiento de Kobe, otra pedazo de torre, desde donde pudimos ver que a pesar de las apariencias Kobe es una gran ciudad. Con un enorme puerto y las montañas justo detrás, vigilando. Ya eran cerca de las 12 y qué mejor momento para llamar a Pedro y ver si conseguíamos encontrar a ese Albaceteño con restaurante. Dicho y hecho, una llamada y cien metros mas tarde estábamos en presencia de Pedro, Mijo y la pequeña Kaori.
Nos recomendaron ir a visitar las destilerías de sake. Alcohol, degustación gratuita, ¡allá vamos!
Tras unas copichuelas de sake descubrimos que estos japoneses también se apuntan a lo que sea, allí había unos cuantos chupando de gratis, digo unos cuantos por no decir un motón. Y lo mejor es que nos pusieron una pegatina, tan solo para indicar que no habíamos ido en coche y podíamos beber TODO lo que quisiéramos. Pero somos unos chicos formales y solo nos tomamos 4 copas, nos estaban esperando en Valmancha para comer y no queríamos llegar tarde. En realidad se trataba de una especie de fiesta de barrio montada por la destilería Sakuraen donde el sake es gratis y hay muchos stands de comida para que la gente eche el rato, todo muy estilo verbena, pero a lo japo.
De vuelta en Valmancha comimos con PAN, a Fernando se le saltaban las lagrimas, tanto que tuvimos que repetir de pan, tres veces. La verdad es que el plato de costillas en salsa que nos comimos estaba bien bueno. Era como comer en casa.
Nos llenamos la barriguita y eah, a salir del bar que esta gente tendrá que currar y no es plan de estar molestando. De vuelta a nuestro ex-hotel recoger las maletas y paseo por el barrio «rojo» en busca de unas birras y algo de picar. Entre unas y otras tonterías ya teníamos entre pecho y espalda cinco cervezas, cuatro sakes y poco alimento.
Más tarde nos ofrecieron una y mil veces quedarnos a dormir en su casa, así nos ahorrábamos el hotel y pasábamos más tiempo con ellos, nosotros, que somos muy educados y no sabemos decir que no, no pudimos resistir tal oferta y terminamos el día dándoles las gracias mientras nos arropábamos para dormir en el tatami de una de sus habitaciones. Eran las dos de la mañana y teníamos que estar despiertos a las 9, Kyoto nos esperaba.
Pd. Primeras fotos ya disponibles, mirar los álbumes.
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noviembre 4th, 2008 Nerea
Todo empezó cuando Fernando Alias ‘Conozco a todos los españoles que viven en Japon’, que conocía a un tal Pedro residente en Kobe, nos lió para irnos de puente a la zona de Kansai. Habíamos estado en Kansai hace 2 años, pero no en Kobe y desde luego no con Fernando, y eso payos y payas, !lo cambia todo!
Para no perder tiempo quedamos el viernes en la estación de Tokyo para coger el Shinkansen ( kien no sepa a estas alturas lo que es, que lo busque) y pasar la noche en Kobe donde teníamos reserva para aquella noche. Pero no todo iba a resultar tan sencillo.
Ya habíamos quedado en una estación de metro, pero Tokyo “esteichon is diferent”. To petao de gente con olor a desesperación pre-puente y tres niveles donde la cobertura funciona a cachos. Fernando nos buscaba en la superficie, cuando nosotros estábamos exactamente en el mismo lugar pero dos pisos mas abajo, en la linea del JR (tren). Vamos, que si llegamos a hacer un túnel sobre nuestras cabezas, se nos habría caído Chiki, fijo. Pero bueno, tras 40 minutos de desesperadas llamadas sin éxito, conseguimos entendernos y nos dispusimos a encarar la dura realidad del precio de los billetes.
Pese a las investigaciones de Chiki y Nano (ingenieros diversos con acceso a Internet que no tienen nada más que hacer en el curro) los datos sobre las tarifas de los billetes de Shinkansen no correspondían con la realidad que la amable señorita del mostrador nos mostraba en un papel. Personalmente, yo habría pasado el puente revisitando Kamakura, o yendo a la costa a ver el mar o bebiendo para olvidar en el Uncle’s Sam. Sin embargo, estos aguerridos muchachos, querían y merecían un puente por ahí. Así que tirando de tarjeta nos plantamos en el tren y nos dispusimos a buscar el vagón SIN RESERVA. Había 3 vagones y cada uno parecía una lata de sardinas a punto de reventar, así que nos fuimos de vuelta a primera y nos empetamos en el primer sitio que vimos libre…. Del cual nos echaron unos japos que resultaron ser sus legítimos dueños, billete en mano. La operación se repitió hasta que un revisor canoso y con cara de Chino Cudeiro nos hizo comprender que aquel no era nuestro lugar… Aunque sobraran los asientos de primera vacíos, a este tipo parecía molestarle especialmente que aprovecháramos la ocasión, no se que le tocaría a él… en fin. Que a media hora de llegar a Kobe, el vagón de los pobres incautos se vació y pudimos sentarnos como personas un ratito.
Al llegar a Kobe, no tardamos encontrar el hotel que Guillermo había reservado e hicimos la pregunta que nos lleva al tercer inconveniente: ¿Le queda sitio pa mañana, oiga? Pues va a ser que no. No teníamos reserva de ningún otro hotel de la zona de Kansai, que a causa del puente cultural se había llenado de japos previsores. Y es que esta gente decide tomarse un café con semanas de antelación, así que cuando ven el calendario nuevo en enero, se van reservando los puentes con meses!!! Ya ves, nosotros pasamos el jueves y el viernes llamando a albergues y hoteles de todo tipo para que se nos rieran en las narices, como putos gaijines que somos.
Pero bueno, ya estábamos allí. Íbamos a cenar en un sitio mu chulo y a degustar la primera birra del puente. Ya veríamos si había suerte a la mañana siguiente.
Como podeis ver en las fotos, el puente fue de puta madre, pero no voy a contaros nada mas, que si no os quejais de que el post es mu largo y tal. Manana mas.
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