Cena pantagruelica en Ginza
diciembre 26th, 2008 lorcoLos 3 arquitectos y la tonta llevábamos tol día de pateo (Asakusa y templo, barco por el Sumida River y sus 12 puentes, Parque de Hama Rikyu con su pabellón del te) y después de recorrer las calles de Ginza y admirar esos tochacos de edificios lo que el cuerpo nos pedía era descansar y comer como cerditos…
Así que presas del hambre y con un mapa en nuestra posesión fuimos en busca de un restaurante recomendado por unos amigos de nuestros invitados (Nacho, gracias por el mapa, si no no hay Dios que lo encuentre) y probamos un restaurante nuevo.
La zona no es una de nuestras preferidas, Ginza, suele ser de las de hacer daño a la hora de pagar pero aun así allá fuimos, Rodrigo a la cabeza de la expedición con afán y tesón.
Al llegar primera sorpresa, un señor en kimono, con las mangas atadas, nos recibe y nos dice que esperemos un momento. Ningún menú a la vista con lo cual imposible saber los precios.
Esperamos cinco minutos y nos hace subir a un primer piso, pequeña sala, dos mesas y hay que sentarse en el suelo (afortunadamente nuestra mesa era de las de hueco bajo ella para las piernas) Nos acomodamos y pedimos la bebida.
El menú sigue sin llegar.
Presas del «pánico» preguntamos si hay algún tipo de menú. El camarero, viendo nuestro NIVELAZO de japo, nos contesta en japo y no entendemos NADA. Caras de poker.
Volvemos a preguntar, pero esta vez indicando que de japo, poco y mal. Sorpresa, el camarero habla ingles. IN CRE I BLE BLE. El camarero Birmano se convierte en nuestro muy mejor amigo de manera instantánea.
Dos opciones, bajar y elegir un plato o menú degustación. Por votación y vagancia, menú degustación, así no nos movemos. Eso fue el principio del fin…
Durante la hora y media siguiente un desfile de platos y mas platos consiguió que nadie tuviera hambre para tres días. (Menos el Rodro que aun le cabía una poquita de turrón de Jijona al llegar a casa!)
Fuente de entradas frías: verduritas varias y gambillas con salsas exóticas
Sopa de ostras: que tochos de ostras!
Sashimi de atún y otro pez: vaya cachos de pez, eso si que es un sashimi!
Crema de ostras: no, no repetimos, es que había dos de moluscos
Pato a la naranja: más naranja que pato a juzgar por mi plato, pero da igual, taba mu weno
Pez enorme en salsa agridulce: pez ENTERO
Cerdo con salsa de tomate: aquí ya empezamos a asustarnos, pero nuestro fiel camarero nos tranquilizo diciendo que ya no había mas platos.
Postres (pastitas estilo mazapán) y te (verde, sin azúcar, como siempre)
Evidentemente no todos pudieron comer de todo sin explotar. Tan solo el gran Rodrigo y yo nos atrevimos a probar un poco de cada plato.
Pd.- La itálica es de Nerea
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