Contando pastillas
diciembre 13th, 2010 lorcoSi abrimos los armarios de los baños de media España seguro que podríamos llenar varios camiones de cajas de medicinas (que otros llaman drogas legales) a medio usar, de tratamientos a medio terminar, de automedicaciones estúpidas.
El que este libre de haberse empastillado, medicalmente hablando, sin receta con los restos de alguna receta precedente se libra de escribir cien veces «el frenadol no cura, solo alivia los síntomas», el resto, a escribir, a mano, nada de copiar y pegar.
Por esa razón me encanta que aquí te den las pastillas contadas. Tres días de tratamiento, tres pastillas, nada de una caja de siete, nada de ya las cuenta usted… Perfecto.
Solo puedo ver cosas positivas en este sistema, no tienes un armario que parece una farmacia, no te caducan los medicamentos, no te automedicas, terminas siempre el tratamiento, el gasto farmacéutico se reduce si o si.
El único inconveniente que le veo es para los fabricantes de neceseres, muebles de baño, cajones para medicinas, botiquines de tamaño industrial para particulares y demás relacionados. Al no tener quince cajas de medicinas a medio consumir, sobre todo cuando tres de ellas no tenemos ni idea de para que servían, tan solo un jeroglífico escrito a boli sobre una de ellas que pone algo así como gingivitis pero no puede ser porque son supositorios…
Aquí llegas a la farmacia con tu receta y se van a la zona de atrás, te cuentan las pastillas, de las dan unidas con un elástico y listo, una por día de tratamiento, no se te ocurra no terminarlo, no se te ocurra «guardar para luego». Aunque de poco te iba a servir guardar un frenadol, ¿verdad?
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