Luchando contra las lluvias
julio 14th, 2015 lorcoDebe ser la séptima temporada de lluvias que pasamos en este país, y hasta mitad de la semana pasada fue de esas temporadas que dices «pues tampoco llovió tanto».
Nos debió oír el “kamisama” (dios en japonés) que se ocupa de las lluvias y desde entonces no ha parado.
El Ser Humano nunca está contento, hay gente que se queja de no poder tender la ropa, de no tener nunca los pies secos, de haber comprado y perdido decenas de paraguas en este juego, de no poder pillar la moto sin riesgo a terminar la frenada bajo algún coche, de tantas y tantas cosas…
Siendo de donde somos y acostumbrado a no salir de casa si llueve ( a mí no me metas, en Cádiz llueve, no nos da miedo el agua), es difícil hacer vida, pero 24 horas sin parar de llover, seguidas por 24 más y así durante una semana… uno se acaba acostumbrando.
Además yo me alegro porque así no tengo que regar las plantas, están cada día más grandes y verdes, no tenemos que limpiar la terraza , está reluciente (perdooooooona, la fregada de terraza que me metí este domingo no tienen nombre, tiene las horas al sol tatuadas en mi espalda) y sobre todo porque así, veo una de las chapuzas más brutales que se ven en esta ciudad.
LOS ARREGLOS DE GOTERAS EN EL METRO
Uno esperaría que en Japón llegase una brigada de doce obreros, con sus cascos, sus escaleras, sus cinturones de herramientas. Precintaran la zona de la reparación y trabajasen incansables cual Curris de los Fragels hasta terminar con la maldita gotera.
Pues no, los doce obreros llegan, con sus cascos, sus escaleras, sus cinturones y su cinta americana y plástico.
Normalmente lo que hacen es cubrir la gotera con plástico, «redirigir» el flujo de agua hacia una pared, y de allí al suelo que ya está preparado para que ese agua termine en un sumidero. Un poco chapuza, una ñapa bastante temporal, pero efectivo, nadie se moja.
Hemos visto algún que otro cubo rodeado de cuatro conos naranjas y cinta de «no crucen/peligro» que tampoco está mal como ñapa. Pero esto, esto es ingeniería suprema.
Sí, sí, mirad otra vez.
Un plástico que termina en un cuello de botella, también de plástico, que engancha con un tubo y este redirige el agua a un lado de la pared y ahí al sumidero.
¡¡GENIUS!!