Zu vai a come la patilla mamoneeeee (Berto sé que seras el primero en identificar esta frase con su protagonista y espacio televisivo, este titulo va por ti)
¿Quién es ese tipo con aire de Curro Jiménez? ¿Qué son esas sombras a la altura de la quijada? Esta mañana alguien se ha levanto con la vena artística, no se si porque hace poco se tuvo que tragar a los de la chirigota del Tijeritas o porque simplemente tenía frío debajo de las orejas.
El caso es que hoy nos hemos paseado por ahí con las melenas al viento y las patillas sueltas. Tanto si es algo pasajero como si no, a vosotros que os gusta la sangre, vale la pena compartir el book de invierno de Lorco Navarro… que tiemblen Clive Owen y Gerard Butler!!! El nuevo look duro acaba de llegar…
¿He conseguido que olvidarais por un momento al Patillas de Casa Artista? La triste realidad es que vamos a montar un cuadro flamenco con él y las patillas son obligatorias… Y sí Curro, tengo suerte de ser velludita, lo de las patillas va por los dos.
¡Que lo disfrutéis!
Una de las cosas que me gustan de la comida Japonesa son Soba y Ramen, pero como Nerea no termina de apreciar la sutileza del ramen me tengo conformar con comer poco y a escondidas.
En cambio soba suelo comer una vez por semana. Tengo la «suerte» de tener un restaurante de comidas rápidas cerca de el curro que hace soba y claro, esta bueno, es barato y es extremadamente rápido (y bonito, pero quedaba demasiao).
El funcionamiento del restaurante es como el de muchos de los ramen, al entrar hay una maquina en la cual, una vez introducido tu dinero, eliges lo que quieres comer. Recodes el ticket y con el te diriges hacia la barra donde te cambian tu trozo de papel con pulpitos por una bandeja de comida.
Aunque hay bastante variedad yo siempre termino pidiendo casi lo mismo, lo que mas me gusta es el Katsudon (カツ丼) y un Kurry no picante que tienen, hoy comí kurry…
En la foto podeis ver el kurry con arroz y al lado un bol de soba. Yo le suelo poner cebollitas frescas cortadas en rodajas, la verdad es que le da un sabor muy agradable, y un poco de picante, para terminar de matarme las ulceras.
Una de las cosas a las que mas nos costo acostumbrarnos en Manila fue a la falta de pan. Eso de tener que comer siempre sin pan no era santo de nuestra devoción, pero conseguimos acostumbrarnos.
Es cierto que había ciertas panaderías que merecían la pena, pero ninguna cerca de nuestro barrio.
Aquí hemos tenido suerte, hay bollería por todos lados y aunque nunca sera como la nuestra, ni como la francesa (en eso son los amos), no nos podemos quejar.
Tenemos varios tipos de pan, bollería dulce y salada, croasant, lo único que falta es que hagan empanadas. A cambio hemos de reconocerles imaginación en las formas y las mezclas, para muestra una foto.
Los kombinis, esos 24 horas, tienen también cierto surtido de bollería, dependiendo de lo grandes que sean hemos llegado a encontrar de todo. Desde los «Ranchi Packu» hasta napolitanas de jamón y queso.
Tan solo nos encontramos SIEMPRE con el mismo problema, la humedad. Es difícil mantener una barra de pan en «condiciones optimas» durante mas de medio día. Lo hemos intentado todo, bolsas de tela, bolsas de plástico, envueltas en papel, dentro del horno, fuera del horno, sobre el horno…
Nada, al cabo de cierto tiempo la barra se transforma en SUPER CLICLE y ya solo nos queda la posibilidad de hacer tostadas.
¿Alguno tiene algún secreto para conseguir mantenerlas? ¿lo podríais compartir?
Andábamos deseando tener ese tipo de findes sin nada especial, para pasar el rato con gente que queríamos ver, como Shigeko. El viernes por lo tanto solo pasamos a cenar a casa de un chaval que no vive excesivamente lejos de Gyotoku, Dani. Descubrimos que no toda la comida tailandesa pica (solo el 75 por ciento de ella) y que echábamos de menos una noche de charla tranquila en otro lugar que no fuera un pub con las birras a 600 yenes. Rehicimos el mundo como unas 1001 veces y recordé los buenos tiempos en Burdeos, cuando nuestra vida social se producía básicamente en casas de amigos en lugar de bares.
Estábamos tan bien que no cogimos el ultimo tren y nos quedamos con la cama (nada de futon, chicos una cama!!!) de Dani, pero solo hasta las 9 y media, que teníamos una cita muy importante con Shigeko en el Museo de Fukagawa (parada mas próxima Kiyosumi-Shirakawa de la Oedo Line).
Al llegar nos sorprendió un barrio tranquilo, salpicado de pequeños templos, con un jardín precioso que prometía una segunda visita, un día con menos frío y mas ganas de hacer picnic. Es una zona llena de cosas que visitar. En el Fukagawa Museum se puede corretear por una réplica tamaño real de un barrio pesquero de la Era Edo (siglo 19, cuando la ciudad de Tokio se llamaba Edo, como el río que la atraviesa). Situada al este del río Sumida (ese que se puede recorrer en barco pasando por los puentes de Tokio), la réplica me recordó a esos Belenes de exposición que abarcan un día entero, con sus ruidos, sus cambios de luz… solo que a tamaño real y con nosotros dentro, en lugar de estatuas o actores.
Una pareja de trobadores se paseaban y daban un pequeño recital para los visitantes, pena no haber llevado la cámara pequeña, no tenemos vídeo. Una de las canciones se inspiraba en las que se pueden oír en el Kabuki, para los que quieran saber mas sobre esto, wikipedia y youtube están llenos de información, aunque lo mejor es venir y verlo chatos!
Shigeko se informo, y mientras esperábamos la llegada del guía que hablaba inglés ella nos iba explicando un poco como iba aquello. Un día haremos un articulo limitado a Shigeko, porque se lo merece, pero hoy hablaremos solo de la visita.
Como se ve en las fotos, todo era de madera, desde las tiendas de ramen, udon y soba portátiles (que llevaba un payo cargada sobre los hombros, con dos cohone y un palito) hasta el almacén del arroz.
Por lo cual la construcción mas importante del barrio era la torre de vigía, una cada 10 casas o barrios (eso no quedo claro pero no quisimos insistir mucho), desde donde se hace sonar la campana en caso de emergencia.
Pero lo mejor del museo es poder adentrarse uno mismo en las callejuelas, tocar los utensilios de cocina, moler el arroz, a los enanos les encanta. Y a los no tan enanos también, que anda que no había gente del inserso allí dentro!!!! tos sentaicos pa ver el recital de shamisen.
Estábamos bastante hechos polvo, y aunque nos supo mal, a eso de las 4 nos despedimos de Shigeko, le dimos mil veces las gracias y prometimos volver a Kiyosumi para ver el resto de cosas (cuando haga menos frío, decía Shigeko…hehehe)
Como siempre, para toda la serie de fotos os toca ir a los álbumes
He esperado este momento como agua de mayo, meses amagada en peregrinos comentarios sin dar rienda suelta a mi malignidad. Esta es la Venganza definitiva (por ahora) de la Maldita.
Tal día como el 9 de febrero, Fernando Picazo saltó a la fama. De la mano de Manchegos por el mundo y previa campana por cortesía de Joel Hijo de Kalel, Chiqui (o Ferpi) salió del anonimato que la vida tokioita le había ofrecido para convertirse en el manchego más dicharachero de la tele regional.
Va a ser difícil cargarme el el programa sin haberlo visto aun, pero le daré esa ventaja a Ferpichan porque se lo merece, y porque puedo hacer una versión remasterizada de este post después de verlo…jajejijoju
No fue casualidad que el día de la grabación, durmiera en casa. Vino para recibir un cursillo de como ser un español por el mundo de manos de dos profesionales. Tampoco lo fue que me empetase en la experiencia como Troll de la grabación (no se cuantos planos eché a perder, lo siento).
Ademas como dice mi hermano Curro, tengo vena de diva y no pierdo una ocasión se saludar a la cámara. Sin contar los entresijos de la grabación en si, iré a lo que más gusta: la sangre. Ferpi estaba hecho un flan azul,con su camiseta del Alba por bandera (y quien no lo crea que se eche este vídeo a la cara).
Os daríais cuenta de lo arraigadas que han quedado las maneras niponas gracias a sus repetidas reverencias al equipo de grabación, Ferpi que grande eres!
Se ve que a los del Edificio del Gobierno Metropolitano de Tokio les dio envidia no salir, y tras unos 5 minutos de paz, les pegaron un segurata a la espalda y les impidieron continuar, menos mal que lo mas importante (Ferpi y el Fujisan) ya estaban en la caja.
A continuación hicimos una visita al Yoyogi Park, con visita al Centro Hipico Tokioita incluida donde Ferpi pudo hacer sus primeros pinitos detrás de la cámara.
Luego fuimos a ver a los frikis de Harajuku, ya os habréis fijao por otras fotos que las japonesas tienen la altura ideal para Ferpi (si, soy muuu mala).
Allí, después de intentar esconderme (no siempre con éxito) de la cámara, tuve mi momento de gloria, descubierta in fraganti mientras curioseaba en una tienda de ropa-fetiches, esto no se si habrá salido, pero no me recuerdo mu natural, más bien con cara de Chuck Norris.
Por desgracia no poseo ninguna foto de la fiesta de despedida, que también sale en el reportaje, ni de ese momento de gloria de los hermanos Navarro Romero!!!! Dios, estoy que no quepo en mi, no se si podre esperar hasta el jueves para ver el vídeo. Porque esa si que va a ser la venganza definitiva Ferpi, anda que no hicimos el mono en la cena!!!!!
En mi experta opinión como ‘andaluza por el mundo’ estoy convencida de que el vídeo ha desbancado al Debate sobre el Estado de la Nación, a Buenafuente, El Intermedio y La noche Hache juntos, de aquí a Muchachadanui!!!!!
Como todos los miércoles, aproveché el momento del almuerzo para comentar a mis profes mi intención de dar clases de español por la zona. Ogata me estaba ayudando a redactar el anuncio y quitando cosas que NO valían para nada: mi experiencia, los idiomas que puedo usar en clase, que hablo muy poco japonés… Cuando de repente, nos estancamos en un aspecto: las clases particulares. Así que echamos mano de Marichan que daba clase al ladito nuestro a dos camareros del restaurante nepali.
Dar clases particulares es muy arriesgado, me dicen las dos… Ir a casa de gente… o que vengan ellos a tu casa… no mola nada. Si son hombres ni se te ocurra!!! Yo allí flipaba, porque tenia esa idea de que aquí con tanto respeto y tanta tontería, los hombres ni se atreverían a mirarte el escote en una situación así. Pero me equivocaba, cual paloma de Alberti.
Al final, decidimos que solo daría clases particulares a domicilio a mujeres y niños en edad escolar y siempre con algún adulto presente (no soy una niñera ni lo quiero ser). Pese a que al final me parecía la única solución, me resultó muy fuerte en un principio aceptar el hecho de que meterse en casa de un señor o un joven japonés pudiera resultar en una situación violenta. Ya lo he hecho en otros lugares, y nunca he tenido problemas de acoso (lo sé, cuesta creer que con este tipazo los tíos controlen sus instintos primarios pero es así, los controlaron siempre).
El anuncio ha quedao tal que asin… ¿que decís? Pos no mucho porque está todo en japonés, ¿pero a que mola mazo?
Permitirme primero que os sitúe en el lugar y el momento. Luego pasaremos a mayores.
Lorca, guardería San Jose de Calasanz yo debía tener 3 o 4 años de edad física, pero cienes de edad mental.
Por aquella época mis padres andaban preocupados por la falta de motivación de su pequeño vástago a la hora de aprender las lecciones, y buscaban una manera de conseguirlo.
Yo por la misma época pensaba que era mil veces mejor ser «el jefe» del patio que saber hacer nada con eso que los mayores llamaban intelecto.
Y uno de los primeros diálogos que mis padres no podrán nunca olvidar transcurrió más o menos de esta manera.
[Padres todo serios]-Guillermo,¿ no te da vergüenza? eres el ultimo de la clase.
[Guillermo, osea yo]-No es cierto, el zapo va detrás, yo tan solo soy el penúltimo de la clase.
[Padres rotos por la respuesta]-Pero no te puedes conformar con eso.
[YO]-¿Por que no? No soy el ultimo y eso es lo que os preocupaba, estar tranquilos que el zapo siempre ira detrás.
[Padres]- …
[Padres de nuevo]-……
Desde entonces nunca me ha preocupado ser el primero de la clase, tan solo tener al zapo detrás. Más tarde descubrí que hay hasta un refrán «Más vale ser cabeza de ratón que cola de león» y lo he ido usando en mi vida TODO lo que he podido.
Sigo pensando que eso de ser «el primero de la clase» no es para mi. Yo soy bueno en no ser el ultimo, de hecho soy EL MEJOR en no ser el ultimo de la clase.
Con respecto a «el zapo» tan solo decir que es un gitano de Lorca, uno de familia famosa, los zapos, que compartió clase conmigo en la guardería. De su vida hace tiempo que no se nada, de hecho no recuerdo ni su nombre (¿¿Andrés, Jesús??) pero ha sido protagonista de mil historias de mi infancia y puede que se merezca aun mas. La mas famosa, cuando encerró a su hermana en una maleta…
Lo del mono azul vino después, y es una historia sin tanto misterio, pero entre corbata y mono azul, MONO AZUL!!
Este es cortito, tan solo para comentar que hay dos sitios que tenéis que visitar, primero, pero no mas importante el blog de CHIQUI EN JAPON donde se os informara que el programa Castellano manchegos por el mundo ya tiene fecha.
Queramos o no veremos a Chiqui por la tele y con algo de suerte podremos vernos nosotros, de aquí a vivir del cuento va quedando menos.
Y segundo el blog de Toscano que ha comentado también nuestra excursión del sábado, eso si, el ha conseguido fotos, que DEBEN ser re visitadas una y otra vez, y un vídeo.
Yo solo os pongo una, una que me hace aun tener pesadillas por las noches.
Puede sonar muy raro, lo se, pero al parecer es el ruido que hace la carne al ser preparada en este plato tradicional japones.
El Shabu-shabu es parecido a una fondue pero tan solo parecido, para nada igual.
La preparación es muy de «hágalo usted mismo» para poder degustarlo hace falta sumergir una fina loncha de carne, o vegetales verduras en una cazuela con agua hirviendo y moverlo de un lado a otro dándole la vuelta, el ruido que produce la carne al moverse es lo que le da nombre al plato.
Como siempre la cocina japonesa nos ha vuelto a sorprender. Como íbamos nosotros a saber que algo con ese nombre podría ser parecido a una fondue, delicioso y a la vez acompañado de una sopa. Porque ese caldo de agua hirviendo en el que «bañamos» nuestra carne no es un caldo cualquiera, lleva algas, setas, tofu y mil cosas mas que no llegamos a identificar.
Lo importante, es un plato divertido y sabroso. Permite «cocinar» juntos y disfrutar de una velada similar a la del yakiniku.
Si ademas añadimos que cada restaurante tiene su «salsa secreta» de Shabu-shabu ya tenemos motivos para ir probandolo por todos los rincones que salgamos, otro más.
Y además, según wikipedia, fue ni más ni menos que Genghis Khan el que empezó a hacer esto para conseguir alimentar eficientemente a sus soldados, que más podemos pedir…