Construyendo en alturas
Este verano teníamos vacaciones más largas de lo normal y no podíamos dejar que eso quedara así.
Antes de seguir… Aquí usamos la primera del plural, pero todos sabéis a quien se le ocurrió la idea y quién le puso entusiasmo. Yo me limité a sacar fotos y a no acercarme demasiado… 😉
Teníamos que hacer algo con nuestro tiempo «familiar» y más sabiendo que estaríamos en el campo durante la estancia en Lorca.
Después de pensar durante unos cinco minutos llegamos a la conclusión de que haríamos una casa en el árbol.
Al principio debo reconocer que nadie pareció interesarse por el proyecto, un par de «sí hombre, sí», un par de «ya verás como se queda a medias» y poco ánimo con respecto a la idea.
Aún así nos presentamos en la tienda de bricolaje más cercana con una lista de materiales necesarios y algo de ilusión. Aquí se produjo el primer cambio del proyecto. Vendían una pérgola por el precio de la mitad de los materiales necesarios. Pues con una pérgola empezaríamos.
Cortar, cavar, medir, nivelar… Tan sólo día y medio después, teníamos la pérgola montada y ya algunos empezaban a cambiar de idea, «oye pues ni tan mal», «yo ahora haría…»
En esas estábamos cuando mi cuñado apareció con EL SUELO de la cabaña, un enorme tablón que cubría casi la totalidad de la pérgola y nos dejaba listos para el siguiente paso.
Ahora ya se veía como algo más, sólo faltaba la casa, una valla y la escalera… Esto prometía.
Mientras discutíamos si la casa debía estar hecha con palés, con madera curada o de listones varios, encontramos una casa de jardín en otra tienda de bricolaje; una que bien podía terminar en lo alto de nuestra plataforma.
Allí se lanzaron Elena y Pepe, ya teníamos inversores. Al día siguiente la casa estaba entre nosotros y la atornilladora eléctrica empezó a dar vueltas.
La valla, la pintura y las poleas que usáremos para el cubo ( ¿Qué cubo?) a cargo de los abuelos Eliseo y Mari Carmen. Nos salían inversores por todos lados. Teníamos «voluntarios a la fuerza» que no paraban de ayudar y la cosa avanzaba.
Mi plan original de hacer sólo la plataforma, valla y escalera se había visto superado y ya teníamos TODO listo. Sólo nos quedaba pintar, asegurar todos los huecos y poner la escalera. Evidentemente la escalera fue lo último para evitar el acceso a todo juvenil con ínfulas de explorador suicidas. Y las madres, de expertas en riesgos infantiles aportando sabios consejos.
Daniel, el mayor de los sobrinos, eligió colores, naranja, verde, marrón y para la valla el azul.
Grande este sobrino que adora el naranja como yo mismo.
La inauguración de la casa nos pilló con TODA la familia, al menos toda aquella menor de 5 años, de visita y pudimos probar la resistencia, seguridad y si gustaba a los enanos lo mismo que a los grandes.
Desde este humilde rincón, gracias a todos aquellos que echaron una mano, que pusieron clavos, pintaron, aconsejaron, cavaron y hasta nos dijeron al final «pues ha quedao de puta madre»
Y como no están todas las que son… El ALBÚM aquí abajo.
すばらしい!!!
Abrazos 🙂
Graciaaaaa!
Más abrazos de vuelta
Yo tampoco daba un duro porque la cosa fuera bien al principio de la historia…pero lo que será la colaboración entre humanos! 🙂
Y la de risas que produce!
Ahora tenemos una casa en el árbol y podemos decir que lo conseguimos entre todos
Ya te digo, cero posibilidades iniciales… Pero lo importante es lanzarse y luego…
TRIUNFAZOOOO
Oye perdona, pero nosotros pasamos por allí a mitad de construcción y no salimos en las fotos.
A vosotros os sacamos en las fotos del castillo 😉
De acuerdo contigo Jota. Ya somos dos los que no salimos en las fotos, aunque la verdad es que estabamo allí haciendo bulto.De todos modos, ha quedado mu chula
A tu te vi poco haciendo BUJEROS 😉
No,yo haciendo bulto no, que yo era uno de los que se reían diciendo que era una locura que no iban a acabar. 😀
Es cierto, faltáis muchos… Echadle la culpa a la fotografa que estaba de vacaciones… O al articulista, que me las ha separado todas y no hay quien os encuentre!!! Eso eso, echando balones fuera!
Campeones 😀
Me gusta cómo se va uniendo gente al proyecto. Si es que, el mundo, avanza gracias a los soñadores, que le echan un par.
Solo, no puedes; con amigos, !sí!