El gas del metro
No, no vamos a hablar de aquel que unos locos soltaron hace tiempo. Nosotros queremos hablar del que estamos seguros ponen para tenernos dormidos como niños.
El metro de Tokio tiene una cualidad, a parte de su dilatación en hora punta, que nos sorprenderá siempre. Y es que uno no puede pasar mas de veinte minutos en él sin sentir una modorra que se apodera de tu cuerpo y no te deja hacer otra cosa que no sea dormir.
Da igual que sea día de semana, fin de semana, festivo o laboral, si usamos el metro para volver a casa es llegar y caer sobre la cama como piedras.
Lo cual nos lleva a pensar que ponen «algo» en el aire del metro, seguro que hay un gas que nos atonta y evita que las marabuntas se agiten o revuelvan de forma violenta.
No hay mas que subirse a un metro en Tokio después de las cuatro de la tarde para ver como la gente cae dormida por todos lados. Y si subís después de las ocho de la tarde no solo los veréis medio dormidos sino con cierta sonrisa en la comisura de los labios, puede que añadan un poco de gas de la risa a la mezcla. Así volvemos todos contentos a casa.
Hay malas lenguas que dirán que todo es debido a otra cosa, a lo consumido antes de montar en el metro.
A que si vamos en el metro y no en Jamonera es porque hemos estado bebiendo, que las sonrisas se deben a la ingesta abusiva de alcohol. Para nada, hay un gas, seguro, probado no, pero seguros si que estamos.
Eso si, solo lo ponen de vuelta a casa o en hora punta, si vamos hacia el centro a medio día no hay problema, el gas suele estar cerrado.
Tendremos que llamar a Colombo para que lo investigue…
En un remoto pasado
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en verano no se, pero cuando hace frio, esa ñoña que te entra es por los gases que se forman al juntarse el aire caliente que sale de debajo de los asientos, que sube y se encuentra con los olores desprendidos por la gente. A metro y medio se crea la combustión, y deja grogui a todo quisqui!…. seguro que es eso! 😉
Esta teoría da mieditoooooorrrr!
Pues yo doy fé que todos los días después de Karate a eso de las nueve y media de la noche si prendes una cerilla dentro del tren salimos todos volando.
Allí huele más a cerveza que en la fábrica CruzCampo!!!! y estamos hablando de días entre semana, un lunes mismo!!!
Así que yo creo que la peña está medio neke y ya, y entre eso y lo que dice Jordi, pues a ver quien no se queda neke del todo…
Abrazacossssszzz zzzzzz
Interesante esa teoría de Jordi, jeje 🙂 por aqui tambien en HK la gente se queda KO en la guagua o el metro, pero no tan exagerado como por allá.
Aqui como de calefacción nada de nada, uno se mantiene algo más despierto con el fresquito del aire acondicionado, aunque cuando uno vuelve a casa tras el trabajo, si que entra sueñito, haga frio o calor 🙂
Pues debía ser eso lo que me pasó en año nuevo, porqué me sobé como 3/4 de hora y me pasé quinientas estaciones…
Y yo me pregunto (sera que estoy gaseado, dormido, y no he leido entero el articulo): Que cojones pone en la foto pa que la metas en el post del gas de metro? Aaah, en el AVE tambien ponen ese gas, sobre todo en el de las 7 de la mañana, te lo juro por el gatostiable.
Un abrazo primo.
Es el menú de BEBIDAS de un restaurante, solo ALCOHOL en la parte visible (creo)
Lo del AVE me lo creo, pero seguro que no os ponen el de «la risa» a la vuelta
Abrazacooooo
¿A las 4 sólo? ¡Pero si se pasan el día durmiendo en los trenes y metros! ¡Yo creo que es genético! xD
Eso significa que estan aburridos, hace unos años cuando no existian los vagones rosas los japos sentian otras cosas aparte de dormirse o reirse…picaruelos!
Igual sí que hay un gas pero no está puesto por los señores del metro… igual es el olor sobaquil de los salarymen que atonta y amodorra al personal… Tengo yo visto unas pestes en metros varios a lo largo del mundo… no sé si por ahí será igual pero vamos! jajajaj
estoy con la teoría de la birra!! no será que van puestos hasta los ojos??? 😛
Ese es uno de los encantos de viajar en metro en japón. ¡Qué sería de los metros japoneses sin la modorra! Yo la echo de menos, si te soy sincero. Esa aura mística que hace que te duermas a los pocos mínutos. El balanceo del tren también acompaña. ¡Placentero como pocas cosas!