逗子 Zushi ¿A qué huelen las playas que no huelen a mar?
El miércoles pasado, un sol radiante me recordaba que no hay mejor lugar que el mar para desconectar, reponer fuerzas y volver a mi bahía… El cuerpo me pedía una playa a gritos y el eco de esos gritos me trajo este nombre : Zushi. Me habían hablado de una playa a una hora de Tokio, a evitar en verano (a no ser que seáis más de experiencias del estilo 90210).
Calles y canales vacíos, lectura silenciosa, el espigón solitario de gaviotas, un cuervo que no grazna y un gato que no maúlla, las caracolas mudas… Y de fondo, las pisadas sobre las conchas y el rugir del mar. El tiempo que parece no pasar, el sol que se quiere bañar en un mar negro de orillas negras.
Y en mitad de ese silencio, el BAREFOOT CAFE. Oasis para visitantes hambrientos fuera de temporada abierto hasta el anochecer (…si no fuera por la música hawaiana).
En un remoto pasado
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Parece un sitio de los de ir a pensar sobre el futuro.
En esa misma playa, pero en verano, los cuervos graznan mientras las gatas maúllan esperando que el espigón pueda dar con la caracola.
besicos!
Me gusta el nombre del café, ¿tan mala era la música?.
Cualquier playa es una gozada si está casi vacía; truco: ir pronto y marcharse a la hora cani (doce o una del mediodía), si se puede claro…
Por muchas playas, arenas o caracolas que conozcas, ninguna como Bolonia, La Caleta o La Muralla. Ese olor, ese rumor de las olas y ese cielo ¡ SON INCOMPARABLES !
Una nunca se cansa de ver el mar (tanto por dentro como por fuera). Un buen horizonte y me sobre casi todo lo demás.