Cualquier iniciativa que consiga ayudar de alguna manera a las victimas del terremoto y del posterior tsunami nos parece buena, y claro nosotros nos apuntamos a todas las que podemos. Hoy os hablaremos de dos (y al final os dejaremos una lista de enlaces por si queréis ayudar)
La primera, ni mas ni menos que las camisetas IKUSUKI y su campaña para recaudar fondos, Oskar lo explica mejor que nosotros, pero sí que podemos decir que todos los beneficios de la venta de las camisetas, del modelo de la foto, serán donados a la cruz roja para que ayuden a los damnificados.
A nosotros nos pareció una excelente idea, así que si queréis una camiseta, y al mismo tiempo ayudar, podéis hacer las dos cosas a la vez. Podéis incluso ayudar y ganar una camiseta, que hasta suena mejor.
La segunda iniciativa tuvo lugar el sábado. Un mail de Gami-chan nos invitaba a una fiesta, claro, nos lo pensamos, pero cuando nos dijo que la entrada de la fiesta eran «tres productos de la lista» de una ONG para ayudar a los afectados por el terremoto y el tsunami no pudimos pensarlo mas.
El tipo de música, el tipo de fiesta, nos daba realmente igual, la idea era poder dejar allí una pequeña contribución y encontrarse con los amigos al mismo tiempo, mas no se podía pedir.
Los resultados de la fiesta fueron 450 kilos de comida y productos de primera necesidad que serán enviados
(mediante second harvest), y con el precio de las bebidas se pagara el envío de los paquetes. La verdad es que así daban aun mas ganas de tomarse otra, ¿verdad?
Luego resulto que el «antro» era una pasada, que el pincha del principio nos hizo quedarnos hasta las tantas (con lo cual ayudamos un poco mas ;))
Hasta los tercios viejos estaban allí
Otra gran iniciativa que aporto 450 kilos de ayuda y un gran recuerdo para los asistentes.
De esas que te despiertas preguntándote como llegaste a la cama, de las que tienes que quedar con los comensales de la misma dos días después para intentar recomponer la noche.
De esas que sabes que te lo pasaras bien desde el momento en que alguien pregunta que quieres tomar, de las que el primer y el último sonido es una risa.
De esas en las que te abraza hasta el camarero, de las que vuelves a casa con mas amigos de con los que saliste.
De esas que empiezan cuando el sol se va y terminan con gafas de sol puestas, de las de saludar a los barrenderos.
De esas en las que cuando te miro me sonríes, de las que nos damos mil y un beso.
De esas en las que cuando uno ve fotos no recuerda la cámara, de las que deben estar en algún cajón y solo salir para la siguiente cena.
De esas en las que bajas dos veces a por cerveza y subes con dos botellas mas de vino, de las que si las bodegas supieran de su existencia patrocinarían.
De esas en las que el que no estuvo ha oído tantas veces hablar que ya termina él las anécdotas, de las que nos forman como lo que somos.
De esas en las que cada uno llega como y cuando quiere, de las que nadie esperaba que sucedieran y allí quedaron.
De las si nos dieran una pala para arreglar el mundo lo poníamos hasta bonito, de las que faltan horas para hablar.
Por donde empezar… Sí. Primero, gracias de nuevo a Hideaki por hacernos conocer un poco más su tierra. Ahora al grano. En Setagaya, dos veces al año (15 y 16 de diciembre y enero respectivamente) se celebra un mercadillo. Ya hemos estado antes en mercadillos, pero éste tiene algo especial.
Tiene a este hombre:
Para quien necesite una historia, también la tenemos. En diciembre, estuvimos Hide y una servidora, y no pudimos evitar la adquisición de un par de pistolas medianas (para el nieto de Hide y para Guillermo respectivamente). Con la excusa, empezamos a hablar con el señor y resultó que le dieron vueltas los ojillos cuando supo que conocíamos Madrid. “Hace unos 30 años, estuve viviendo en Madrid y vendía estas mismas pistolas en un mercadillo… El Rastro, se llamaba, ¿verdad?” Nos quedamos de piedra pómez en el acto. Semanas después cuando Guillermo recibió su regalo, cayó en la cuenta de que Fernando también se hacía viejo, y que aquello podría ayudarle a luchar contra la crisis de los 30. Allí que nos fuimos pues el 15 de enero…nosotros y aproximadamente el 40% de la población tokiota… !Pero lo conseguimos! Encontramos al señor hacedor de pistolas entre la multitud y reconoció a la guiri de dos semanas antes.
En aquella ocasión, mi cámara se había quedado sin batería cuando descubrimos al inventor, pero esta vez, Guillermo iba preparado, y de ahí el vídeo.
Para quien quiera hacer un pedido, ya sabéis, antes del 15 de diciembre…
Así como si nada nuestro querido Jota ha pasado a ser un colaborador de un programa de cine, uno en la radio, una de esas radios que nos permiten oír sus programas por internete. Y como somos gente generosa nos hemos dicho que esto era un regalo que teníamos que compartir.
Para su primera colaboración Jota ayudo a comentar las películas del 2010, éxitos, fracasos, sorpresas…
Pero mejor que contarlo yo lo oís un rato.
Tan solo un comentario, Nicolas Cage es un gran actor que ha tenido mala suerte, en serio, tiene películas muy buenas, lo que pasa es que últimamente… Eso de la crisis y las malas inversiones lo dejaron sin dinero y ahora hace TODO, absolutamente TODO lo que dan, con lo cual mucha, muchísima morralla y también «Lord of War», «Leaving Las Vegas»… aunque mirando su filmografía es cierto que tiene basura a tope, pero alguna buena también, ¿verdad?
Bueno, bueno, que me pierdo, tan solo decir que el programa dura una hora y que fue un placer para mi poder compartirla con un amigo en la radio y mas aun hablando de cine.
Esperamos que esta experiencia se repita y volvamos a tenerlo pronto en la radio dándonos su opinión sobre estrenos, re-estrenos, Dvdeses y consejos sobre lo próximo que deberíamos ver.
Pd.- Como mola, ya tenemos un amigo que colabora en la radio (mejor aun que trabajar) en un programa de cine, de ahí a tener pases para festivales hay medio paso, esperemos estar allí con él para disfrutarlo, o sino al menos poder oír la crónica
Mil y una vez, tres, puede que cuatro competiciones diferentes, y hasta este fin de semana no había visto a Oskar repartir galletas como panes.
Lo ves así vestido de calle y da como buen rollito, pero se pone el traje de repartir y ya como que no me pondría yo enfrente para que me deje como un higo aplastao.
Bueno, que me pierdo, el rollo es que este sábado había una competición y Oskar nos invito a venir a un montón de gente. Estábamos allí mas cámaras que en la boda del príncipe y cada uno tiene su versión de los «hechos».
A mi lo único que me quedo claro es que si algún día me tengo que pelear con Oskar le recordare que no me puede pegar porque lo denuncio 🙂 , mas que nada porque sino me mata.
El campeonato duraba todo el día, empezaba por la mañana con katas y los combates por la tarde. Primero niños y luego adultos.
Me flipó la seriedad de los críos en las katas, hasta en el combate se les veía super concentrados, muy serios. Aunque en cuanto terminaban no podían ocultar sus caras de felicidad y de estar pasándoselo como enanos.
Era la primera vez que hacia fotos de algo así y no me entere mucho de como iba la cosa hasta el tercer o cuarto combate, aun así una de las fotos que mas me gusta fue esta.
Y no hay NADA que no este movido…
Para cuando Oskar empezó el combate ya tenia un poco claro como quería las fotos, la mala suerte es que siempre me toco de espaldas, aun así algunas se salvan.
El final del combate, bueno, perdió por pegarle al otro, increíble… En un deporte de combate se supone que es lo que tienes que hacer, pero no muy fuerte, no sin control, aun no lo entiendo…
Del resto del torneo, un par de fotos.
Eso si, un álbum entero con fotos para aquellos que se queden con ganas de mas, el resto, podeis descansar.
Quien nos iba a decir a nosotros que por segunda vez en nuestra vida nos íbamos a beber una Estrella Galicia, de la primera ya casi ni nos acordamos, del sabor, porque del lugar y la compañía no nos olvidaremos nunca.
Allá por el principio de siglo, cuando la gente aun no tenia que quedarse en pelotas para entrar a un avión, eso que algunos llaman destino y nosotros preferimos llamar suerte nos llevaron a encontrarnos con un bar y un galleguiño que forma parte de nosotros aunque no lo veamos desde que volvió a las españas.
El bar, Tortilla 10, el galleguiño, Dani, gran fotógrafo, mejor persona…
Pues este fin de semana nos tomamos unas cuantas Estrella Galicia por Tokio, una a su salud aunque el no estuviera y las otras, como el gustaba de decir, por las familias que trabajan en las fabricas para que sigan teniendo un curro.
Y como somos gente de compartir nuestra alegría no queríamos que solo los trabajadores de estrella galicia tuvieran algo que celebrar.
Un par de botellas de Albariño hicieron compañía a las cervezas, eso si, eramos muchos así que tampoco fueron tantas como puede parecer, ¿o si?
Del resto de la noche solo decir que comimos, hablamos, nos abrazamos y vimos a gente que hacia tiempo no veíamos, como todo bar que se precie estuvimos de pie hasta que cerraron, invitándonos amablemente a irnos a nuestras casas, a otro bar o donde fuera. Eso si, que volver, cuando quisiéramos, siempre bien recibidos.
Durante la estancia de Monti en Tokio pasaron muchas cosas, pero una de las fotos que mas me gustan de toda su estancia es sin duda esta…
El loco consiguió tener a cinco japoneses mirando debajo de las faldas de una foto. Se lo paso como un enano y mientras esperamos que nos lleguen las fotos, nosotros tenemos que mandarle la funda de plátano que él se gano por la visita.
¿Os atrevéis vosotros a adivinar que tenemos en la mano? Os aseguro que lo que hay entre los dos no tiene nada que ver…
Es una especie de tradición, casi una costumbre arraigada en el subconsciente de todos y cada uno de los españoles. El nombre que recibe es GORRONEO y en la embajada hacen coincidir esta festividad con el día del Pilar, así nadie se siente ofendido.
Este año también tuvo el embajador que mandarnos un cartoncito, de excelente calidad, para invitarnos.
Al parecer no aprendió mucho de los consejos que le dimos el año pasado, pero si que ha aprendido a reducir la factura del ágape. Eso de que las viandas no le cuesten un duro ha tenido que gustarle y este año lo único no «patrocinado» han sido las bebidas y un par de tortillas de patatas.
Para el Jamón (si, si, que era de uña negra y tiene que ir en mayúsculas) un par de empresas de importación se ocupaban de abastecernos, para las «tapas» calentitas una región y lo terrible del evento fue la paella…
Al llegar a la embajada nos encontramos con una cola, entre diez y quince motos de reparto estacionadas en la puerta. Por un momento pensamos que nos habíamos equivocado y estábamos en casa de algún amigo para disfrutar de un partido de fuRgol, pero no, la embajada decidió reducir costes «subcontratando» la paella.
Para ello nada mejor que usar los servicios de una especie de «pizza/paella» por teléfono que daba panfletos de sus productos a todo aquel que entraba. No criticaremos la calidad, cantidad ni el profesionalismos de estos, pero si que nos sorprendió ver entrar a gente en uniforme de repartidor y con bolsas de entrega, de esas que conservan en producto caliente, entre gente uniformada de traje, besando manos… Tendrían que haber entrado por la puerta de servicio, por favor, que se demuestre que siempre hubo CLASES.
Si es que la culpa de todo esto la tienen esos socialistas que intentan convencernos de que aquellos que tenemos invitaciones a embajadas y ágapes debemos relacionarnos con el pueblo y esa plebe que tienen que trabajar para ganar su vida. Dentro de poco hasta pagar impuestos nos van a hacer.
Nada nos llena más de orgullo y satisfacción que ver como una de «nuestras» fundas termina en algún hogar y es acogida con ternura y algarabía.
Esta vez se fue ni mas ni menos que a casa de Turris, que tuvo la rapidez de reflejos para saber que el carnet que presentábamos era ni mas ni menos que nuestro carnet de kendokas.
Lo que dejaba muy claro Turris en su post, si, si, nos dedico un post y todo. Es que el tamaño si que tiene cierta importancia, mirar, mirar lo que consiguió meter en la funda.
Mira que nos reímos, su blog tiene una cosa única que nos encanta, esta escrito en catalán y eso siempre nos trae recuerdos de gente a la que queremos un montón y de ciudades que nos han visto en todos los estados. Así que hacerme un favor y hoy, TODOS pasaros por allí y dejarle un comentario, aunque solo sea un «Au!» seguro que le hace ilusión.
Hay tres personas que cruzo muchas veces al día, todos los días y que no puedo evitar decirles buenos días.
Una es la portera de mi oficina, la pobre señora se pego un susto enorme el primer día, pero desde entonces ahora siempre me contesta. De hecho algunos días hasta consigue decírmelo ella antes.
Creo que la mayoría de la gente del edificio la ignora, como si no estuviera allí y claro, no se esperaba ella que un gaijin pudiera darse cuenta de su existencia.
La segunda persona es un chico de una agencia de transportes, estando en un edificio de oficinas este chico pasa por aquí a dejar paquetes minino una vez por semana y suelo cruzarmelo a la hora de la salida. El también debe ser invisible para los demás ya que ahora me sonríe cuando nos cruzamos, hasta cuando lo hacemos fuera del edificio. Vamos que el otro día me saludo yendo yo con la moto ya y el cruzando la calle.
El tercero es uno de los chicos del konvini de abajo, la mayoría de los empleados del konvini tendrían que estar hasta la narices de verme una y otra vez por allí, pero ninguno parece darse cuenta de que soy siempre el mismo. Al menos ningún parecía hacerlo hasta que llego este chico. Siempre les digo que no me den bolsa de plástico, que voy cerca y no hace falta, y este chico es el único que se acuerda. Que me sonríe al entrar y hasta que me dice donde he estado si pasan tres días sin vernos.
Si se acordara que el otro día no estaba el atendiéndome sino una compañera nueva y le chivo por lo bajinis que no me diera bolsa de plástico que no las cogía nunca.
Lo que mas me gusto es que ninguno de los tres esperaba que yo les diera los buenos días y ahora poco a poco los tres nos saludamos y sonreímos cada vez que nos vemos. Es quizás un reflejo estúpido pero me gusta llegar a los sitios y que la gente te diga «Buenos días» y te sonría, hace que hasta los lunes lluviosos luzcan mucho mejor.
Será una manía, seguro, pero a mi eso de decir buenos días y sonreír no me cuesta trabajo y seguro que alguien mas ahí fuera piensa como yo y se lleva una agradable sorpresa.