Perdidos sin rumbo y en el lodo
No hay otra manera de titular este post. Después de una fructífera clase de japonés con nuestra Sato-san, teníamos una cita en el Café Lolita. Gracias a nuestro aguerrido Chiki (o sea Fernando) entramos en conocimiento de una tropa de españoles que se reúnen desde hace años en este bar de Yoyogi los jueves por la noche. Nosotros llegamos los primeros, con Sato-san que estaba encantada de salir con gente y que insistió en pagar la primera ronda…como son estos nipones pa lo de invitar!!! Poco a poco fueron llegando miembros del club: Carlos, Emilio, Jorge y un último elemento que llego casi cuando nos marchábamos a pillar el metro. En realidad hablamos con ellos una horita como mucho, llevan muchos años en Tokio con lo cual tienen mucho que contar. Así sin detalles, la cosa no parece muy trepidante. Todo comenzó a ponerse peliagudo cuando llegamos a la estación de tren… Todo tenía pinta de que íbamos con tiempo de sobra pero por alguna extraña razón, nuestros cálculos fallaron. Y rehaciendo cálculos decidimos que mejor quedarnos tiraos en una parada cerca de casa que en medio de Tokio y buscando un bar donde pasar la noche…Y SIN LA GUÍA!!!! Cambiamos de tren en un momento de frenesí de masas (las puertas de nuestro vagón se abrieron y todo el mundo salió cagando leches para el vagón de enfrente como si dieran billetes de mil yenes en la puerta, así que hicimos lo mismo). Acabamos en un tren de camino a nuestra zona, Ichikawa… Pero vosotros no sabéis lo grande que Ichikawa puede llegar a ser. Nosotros tampoco lo sabíamos hasta anoche. Llegamos a Nishi-Funabashi (última parada del tren y la última oportunidad de pillar nuestra TOZAI line) casi a la una… Evidentemente ni de coña había metro para ir a Gyotoku. De hecho un amable trabajador del metro con uniforme y cara de Hiro Nakamura nos indicó que mejor coger un taxi. Consejo que decidimos en un alarde de españolismo, NO SEGUIR!!!! Hahahahha me parto cuando lo recuerdo.
Así que ni cortos ni perezosos echamos a andar siguiendo las vías del metro que para nuestra suerte en Ichikawa va por arriba… menos mal. Pero claro, tiene trampa eso de seguir al metro, porque a veces el metro va a donde tu no puedes seguirle (que profundo pensamiento) y el nuestro atravesaba un canal y el río Edo, ahí es na! Que ni a la Moisés atravesamos nosotros el río.
Cuando nuestro buen humor empezaba a flaquear y la oscuridad ocultaba el puente para peatones y coches que había a un kilómetro de distancia, surgió como de la nada, lo insospechado. Un señor mayor venía haciendo footing (a la 2 menos cuarto de la madrugada colega!!!!!!!) por el canal y presas de la desesperación le interceptamos. El nos iba preguntando de donde veníamos, si vivíamos por allí y creímos entender que trabajaba en una compañía de seguridad y que antes había sido profe de educación física en una escuela. No se quien estaba mas sorprendido, él o nosotros, pero le pusimos buena voluntad y todo el japonés que somos capaces de comprender y el tío nos acompañó hasta el Nuevo Puente de Gyotoku!!!!! Y allí nos dejó deseándonos buena suerte y que nos cuidásemos. Nosotros no le dimos un abrazo pero a punto estuvimos, nos limitamos a doblar el espinazo lo mas que pudimos y repetir sin cesar nuestro mas sincero DOMO ARIGATO GOZAIMAS. Adoro a los nipones!!!!!
Lo demás es historia, cruzamos el puente y a la primera que vimos que no sabíamos para donde seguir andando (las vías del metro incluso en altura no son fáciles de distinguir en la oscuridad) paramos un taxi y con dos cojones y un palo le dijimos Konbanwa. Gyotoku Eki, gozaimas. Estábamos a un kilómetro en línea recta, que vergüenza…. Con lo molón que habría sido llegar andando, como los campeones… Pues eran las 2 de la madrugada cuando llegábamos a casa con un mismo pensamiento: comprar una moto va a ser necesario.
Moraleja:
El camino es mas largo cuando no se conoce el destino, pero nos enseña mas cosas.
A parte de todo lo que ha dicho Nerea de forma tan sublime, debo añadir un par de cosas que me marcaron en nuestro «paseo nocturno»
La primera, GENTE, si señores, si, a las dos de la mañana, un jueves, había gente por la calle, en ningún momento nos encontramos solos. Siempre había alguien no muy lejos en coche, bici, andando pero sobre todo, HACIENDO DEPORTE. Están locos, muy locos estos japoneses.
La segunda, nadie salio corriendo cuando les preguntábamos si íbamos bien. Aunque nos encontramos perdidos un par de veces sin tener muy claro que dirección tomar la gente nos ayudo, increíble. Vamos que en España a las dos de la noche, un jueves, dos extranjeros con cara de no saber donde están se te acercan a preguntar y dos de cada una persona miraran primero raro para luego ayudar, pero la miradita no te la quita nadie.
En un remoto pasado
Hace unos 365 días, relatábamos Un poco de estadísticas de visitas y el anuncio oficial de las próximas vacaciones, falsa alarma, todo trankilo(explosion en Glorieta)
Hace unos 730 días, relatábamos Los olores…
jajajjajaja….Se lo decía Guille antes, que sois unos cracks. Os habéis propuesto patearos la ciudad entera. Yo me río pero cogí el último tren por dos minutitos…y yo además iba sólo que aún hubiera sido más gracioso.
Paso de leerme eso que es mu largo…a ver si os aburrís menos y escribís textos asequibles!!!
Tu te lo pierdes, y no te quejes que te estas rascando…
mu interesante la historia del metro, pero conmigo no conteis para hacer esos experimentos. yo soy de ciudad así que tiraria corriendo pa un taxi. lo siento, pero la edad es la culpable de estas cosas. Ah el papi dice. «EL PAPI, EL UNICO, EL AUTENTICO», ¿vale’. No está vago tu brother ni ná.
Eso es porque no sabes lo que cuesta un taxi aqui, por la carrerita de ayer a pie podian habernos clavado unos 60 leretes, una hora andando 60 leros…
Desde el aeropuerto a nuestra casa unos 120, 150 euros si tienes suerte…
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[…] empezó con nuestra primera vuelta fallida en metro… a ella siguieron algunas más, la ultima sin ir más lejos fue este sábado tras los gyozas. […]