CAMBOYA – Siem Reap
Despertar a las siete de la madrugada, intentar recordar donde estás y darte cuenta que esa «maravillosa» noche en bus cama te ha dejado destrozado. Salir y que el calor golpee tu cara, así empezó el primero de los tres días que pasamos en Siem Reap.
Ya teníamos cita con nuestra guía para ese día, así que nos arrastramos al hotel, dejamos las maletas en la habitación y a esperar mientras desayunábamos tranquilamente.
Debemos decir a todos aquellos que no seáis amantes de leeros dos mil libros, tres mil entradas de blog y varias revistas de arte… PILLAROS un guía. Al menos para el mega templo (de cuyo nombre jamás me acordaré :Angkor Wat (A mí me suena a Ankh-Morpork y esa es la del mundo disco)). Volviendo a nuestra guía, Mai, era una japonesa que a pesar de ser majísima (gracias Chiqui por la recomendación) no dudó en pegarnos una buena paliza: cuatro templos con parada y fonda en restaurante incluida. Además, nada de visita turística de chichinabo, tuvimos introducción histórica… y es que Mai llegó a Siem Reap como parte de un grupo de restauración y se enamoró de los templos, de sus relieves, sus bustos de Shiva, sus estatuillas mutiladas de Buda… ¿cómo no disfrutar de una visita con ella?
“El rincón de Gordopilo” Allá por el siglo XII Savayan séptimo, el Unificador, decidió, pues eso mismo, unificar el territorio entorno a Siem Rey construir entre otros, el templo de Angkor Wat. ¿Desea saber más?
La visita empezó por el mega templo, pero entramos por el sur, evitando así la HORDA de turistas y guardando la visión de postal para la salida. Si tuviera que volver a a hacerlo, sin duda sería igual, nos pegamos la sorpresa DESPUÉS de haberlo visto por dentro, de haber prestado atención a los detalles de los relieves. Hay, si no recuerdo mal, cinco grandes murales y cada uno de ellos tiene una historia ENORME. Llevarlos estudiados o con guía mejora sin duda la experiencia. Nosotros desconocíamos la mitología/historia de es época y flipamos como enanos mientras Mai nos explicaba los tres que ella eligió para ese día. La “leche divina” (y que nadie empiece a pensar cosas raras) era el caldo de cultivo de la vida (vaya, no lo estoy arreglando)… Veamos una imagen.
Fijaos en los animalejos (peces, tortugas, aves…) parecen flotar, ¿verdad? Pues ese líquido en el que flotan y se mezclan constituía el origen de la vida. ¿Más cosas? Naga, la serpiente de siete cabezas que custodia puentes y cornisas. Naga era una divinidad que protegía a los suyos y castigaba a los demás, como tiene que ser. Como veis en este detalle, Naga era larga de narices, ejércitos de fornidos soldados jalaban de su cola… o me estoy liando. ¡Sigamos!
Antes de dejar el Angkor Wat, hicimos el ascenso a la pirámide principal, desde de la que se puede contemplar el complejo casi al completo…Eso sí, si vas tapado de pies a cabeza, que aquí eso del calor no va con ellos. Si valía la pena o no, cada cual que juzgue, pero vaya subidita… ¡casi nadie había!
Lo que sí valía la pena, indiscutiblemente, fue el último vistazo a Angkor Wat… y ese espejo que te transporta a un cielo en la tierra.
Ya cumplido con el primer templo, hicimos lo único que podíamos, buscar la sombra, buscar los templos de la selva, esos que, al parecer, salieron en un Tomb Raide(Ta prohm). De estos, destacar siempre cómo la naturaleza ha reclamado el espacio que le tomaron prestado.
Según nos contaba Mai algunos equipos de restauración han querido cortar árboles para dar al templo su imagen original, pero la «presión» turística de ver esa simbiosis les ha obligado a dejarlo tan cual está. Es una tentación para cualquiera con alma de niño, perderse entre los pasadizos y encontrar pequeños tesoros ocultos entre las ruinas. Como las máscaras del “monstruo sin cuerpo” que decoran los dinteles y las cornisas o sus fauces que antiguamente decoraban los tejados y que ahora asoman como los dientes de un recién nacido que empujan por salir ; también exuberantes bailarinas caprichosamente brillantes o gastadas por el tiempo (o algún explorador salido) o mejor aún, las escasas esculturas de Buda que aun quedan escondidas entre las ruinas.
Y es que como en muchos otros lugares, al cambiar de religión el reino, el culto a Buda fue perseguido y casi todas las estatuillas del mismo que adoraban los templos fueron mutiladas o simplemente extraídas a golpe de cincel…
El atardecer se acercaba inexorablemente, y nos dirigimos a Bayon… ¿os suenan las pirámides con forma de bustos de Buda? Sí, esos no había huevos a mutilarlos, y menos mal. Vaya espectáculo…
Para los dos días siguientes decidimos que haríamos uno de «ver los que nos quedan», tarea imposible debido a la cantidad que hay, y volver a «Ankh-Morpork» a ver los relieves (los vistos y los otros). Básicamente, sentarnos, mirar a los turistas y no hacer nada.
Hacer turismo no está, siempre, reñido con no hacer NADA y disfrutar. Para ello, me puse el disfraz de Dr Jones Sr, fabriqué mi propio plano del complejo y lo recorrimos de cabo a rabo junto a nuestro fiel Ok Vitol, ¡chofer y profesor de khmer!
gracias : “a’kon” perdón: “samtousa” chica guapa: “srei saat” (no nos dio para mucho más…)
Nuestro primer destino, Baphuon. Un complejo de varios templos con cuatro puertas a cada cual más impresionante, que controlaban el acceso al patio de los elefantes (sí, ellos no tenían carreras de caballos o corridas de toros… pobres, se tenían que conformar con juegos como “el paquipolo”…).
No sé cuántas horas pudimos pasar allí, fue un no parar de PIRÁMIDES, escaleras, templos escondidos y SOL, SOL, SOL, madre mía qué calor hacía.
Y para terminar, visitamos el templo de Benteay Kdei, frente al lago artificial de Sras Srang. Al caer la tarde y con el templo casi vacío, teníamos la impresión de que aquellas estatuas de ojos cerrados vigilaban plácidamente nuestros pasos. Y así, sin darnos cuenta, el sol empezaba a caer y el Sras Srang nos llamaba…
Pues sí, a una le gustan los atardeceres…y si van acompañados de una cerveza… Ni Mahal podría negarse.
Ni qué decir tiene que aquel día nos dejó a los dos con un buen sabor de boca pero cansados, bastante cansados y dispuestos más que nunca a eso de «no hacer nada» como plan para el tercer día.
Ankh-Morpork no nos decepcionó, incluso nos trajo la visita de una familia de monos, de esos que todo lo quieren tocar, morder y que la lían parda con los cordones de protección de los relieves… A ellos les sobran, llevan ahí desde antes de los turistas y lo que les mola es estar SOLOS en algunas de las galerías, como a nosotros, que huíamos de los grupos de chinos (sí, gente, se nos comen). Es increíble, pero al parecer, todo el mundo visita las mismas galerías… Doble consejo, si el primer día vais con guía, volved, volved solos y pasead sin rumbo siguiendo aquellos pasillos donde no hay nadie. Parecerán el triple de grandes. Ya por la tarde nos sentamos a mirar como el sol caía cual coco, a veces me pregunto si en estas latitudes no habrá alguien tirando de un hilo y bebiendo nuestras cervezas, que se vacían solas…
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Otro lugar impresionante. En vivo y en directo y con la información adecuada, tiene que ser una gozada.
No entiendo lo de pasar de restaurar o proteger las ruinas, por la presión del turismo. ¿Prefieren que acabe desapareciendo todo debajo de los árboles y que ya no quede nada por ver? Me suena a excusa, a falta de financiación, a decisión cortoplacista.
Naaaa, yo creo que lo que decía era que no podían quitar todos los arboles y restaurar el aspecto original, que debían dejar algunos para que lso turistas siguieran viendo esa simbiosis extraña.
La verdad es que había «obras» pagadas por un montón de países en ese rinconcito del mundo. Nosotros contamos India, China, Rusia, Japón y alguna con fondos europeos en tan solo tres días 🙂
Para mí es uno de los lugares más maravilloso del mundo y te doy la razón en lo del guía, las visitas cambian muchísimo con alguien que conozca en profundidad el lugar.
Gracias maestro!!!
No somos nosotros muy de guía, pero hay TANTO que ver allí que con uno ganaba, mucho, muchísimo el lugar.
Yo no hubiese parado de tocar piedras y figuras por si son la palanca que abren un pasadizo secreto. 🙂
y de buscar a Lara Croft, por supuesto 😉
Imaginaros estar alli pero sin todos lso turistas.
Mola mucho el sitio.
Son preciosas y es un lugar donde no me importaría ir de visita. (si es que me aceptan)
CAmboya es un país que aún no está saturado por el turismo y al mismo tiempo funciona de forma más eficaz que otros países a los que hemos viajado, como Indonesia o Vietnam. Desde luego que para los viajeros seniors, algunos transportes pueden resultar poco fiables. Pero hemos visto a familias, gente joven sola, gente mayor… Y si bien es cierto que Angkor Wat es super turístico, con ir fuera de temporada o elegir bien la hora, te quitas de mucho!
Un lugar que tengo bien grabado en mi memoria, aunque los días quizás fueron un poco escasos pero le sacamos su jugo en compañía de Alberto (volver.asia) y otro amigo.
Qué ganas de poder volver un año de estos!