diciembre 20th, 2010 lorco
Como bien anuncio Nerea hace un par de días nos vamos a pasar unos días fuera y en las historias estas de pillar billetes, lo hagas como lo hagas, siempre terminas teniendo esperas infumables en los aeropuertos.
Esta vez me ha tocado SIETE horas en Shangai, siete horazas, sabiendo que la batería del iphone no me da para mas de cinco horas de música se me plantean un par de problemas.
Libros, necesito libros, seguro que puedo estar leyendo durante siete horas sin quedarme sin batería (aun tenemos libros de papel) tan solo una duda, ¿me llevo un ladrillo de esos de 500 paginas y tres kilos de peso, o me llevo un par de libros de bolsillo y espero que el ritmo de lectura sea lento y no consiga terminarme los dos?
La lista de lecturas seria algo así como:
- El asedio, de Pérez-Reverte, increíble castigador de ministros salientes
- The Cyberiad, un libro de historias cortas mas viejo que yo
- Everything Ravaged, Everything Burned,otro libro de historias cortas, pero este así como que de hace un par de años.
- La maravillosa vida breve de Óscar Wao, me hablaron bien de él y aun espera para ser leído
Evidentemente no puedo cargar con todos, por peso y porque no nos engañemos por rápido que lea no me dará tiempo a leerme mas de dos de ellos (Pérez-Reverte vale por dos, no olvidemos que insistía en que el le pega a Chuck Norris)
La otra posibilidad es cargar con el ordenador y esperar que haya enchufes en algún lugar cercano a la puerta de embarque, porque seamos serios, las tiendas del aeropuerto no me van a entretener por mas de dos horas y por muy chulo que este el tren magnético de Shangai no creo que pueda estar mirándolo mas de media hora sin que unas irremediables ganas de salir de allí me ataquen. Con lo cual un par de libros, música y el ordenador deberán hacerme compañía y yo a ellos.
Y mi pregunta es, ¿vosotros que hacéis cuando tenéis cambios largos cual puente de la constitución? Recordar que cualquier sugerencia que hagan puede ser usada y luego comentada, incluso realizada, con los peligros que ello conlleve para esta persona.
En un remoto pasado
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diciembre 14th, 2010 lorco
On se réveille, on se dit que c’est cool d’être au Japon, mais qu’on serait bien mieux avec un bon vin chaud et tout d’un coup…
La magia de las ciudades grandes, de un salto estábamos en una copia pequeña del mercado de navidad de Estraburgo, ni siquiera tuvimos que abandonar el país, ni nos hizo falta usar un avión, un rato de metro y… estábamos en Francia (o algo parecido) y podíamos disfrutar de todos esos detalles que hacen de los mercados de navidad del norte de Francia un sitio donde hay que ir si o si.
Una de las pocas cosas buenas de que haga frío es que se puede disfrutar de un vino caliente con especias, de una flammekueche el olor a canela y clavo y pasear por las casetas buscando un regalo un poco mas original de lo que acostumbramos.
Nada mas llegar nos dimos cuenta que no había muchas casetas, eso solo podía suponer una cosa, habría mucha comida y bebida y poca artesanía que era lo que íbamos buscando, pero tampoco nos quejaremos.

En cuanto pusimos los pies dentro del mercado nos ofrecieron degustación de algo que olía a alcohol puro y daba miedo ver la cantidad que ponían, ni con pipeta de precisión se puede poner menos.


Pero claro, el nombre, el nombre daba miedito «gratte-cul» (rasca culo) no es el nombre que yo le pondría a una bebida alcohólica de baja graduación, no.
Seguimos avanzando y alli estaban, las elfas

Elfas japonesas, alineadas en perfecta formación dentro de la caseta mientras vendían PAN, si, si, PAN. Es lo que tiene la navidad que a cada uno le da por una cosa.
En cuanto evitamos el canto de sirenas del pan corrimos hacia las camionetas que vendía comida de verdad, esa que quema al acercarse a la boca, achicharra las papilas mientras la masticas y te deja la traquea sin ninguna rugosidad mientras cae hacia el estomago.


Así me quede mientras esperaba a que se enfriara y es que no es lo mismo, mola quemarse, que te salga el humo por las orejas y que tengas que hacerle señales a alguien para que te de algo de beber o tener que dar saltos mientras abanicas la boca 🙂
Ya solo nos quedo esperar al concierto de acordeón, malditos pajaritos, y el encendido de las luces para poder volver a casa con esa sensación de navidad que si nos gusta, la del estomago lleno y las manos calientes.


Si os fijáis poco parece que no hay gente 🙂

Así es mas fácil, una sin gente.
En un remoto pasado
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noviembre 25th, 2010 lorco
Cuando subimos al Fuji descubrimos que en la ultima estación a la que se puede subir en coche había una oficina de correos y claro…

Imposible resistirse, puedes mandar una postal a cualquier parte del mundo por unos miseros 200 yenes, lo que pasa es que uno ya no lleva las direcciones de todos los que querría. Pero si que podemos mandar una a casa, eso si que podíamos.

Ademas tenían cantidad de sellos (hankos) para que quedara constancia que la estabas mandando de la oficina más alta de Japón, o al menos la situada a más altura. Es una pena que ahora con eso de la rapidez y demás no tengamos mas que las direcciones mail de la gente, un par de direcciones físicas siempre hacen que encuentres en tu buzón algo más que las facturas del banco, de teléfono y algo de publicidad…
Así que ya sabéis, mandarnos direcciones físicas y nosotros os mandaremos postales la próxima vez que subamos al Fuji.
En un remoto pasado
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noviembre 12th, 2010 lorco
El bosque que da miedo, o al menos eso nos pareció a nosotros.
Este bosque se llama también Mar de Árboles (樹海, Jukai) y es famoso por carteles como este.

Que si recuerdo bien quería decir algo así como
«Tu vida es valiosa y te ha sido otorgada por tus padres.
Por favor, piensa en ellos, en tus hermanos e hijos.
Por favor, busca ayuda y no atravieses este lugar solo«
Hide nos había dicho que ese bosque era famoso por dos cosas, que las brújulas no funcionaban dentro (posiblemente por los campos magnéticos de las rocas volcánicas) y por la cantidad de suicidios que había en él.
Nosotros por si acaso no nos adentramos mucho, ni ganas de perdernos ni ganas de suicidarnos, pero si que daba cosa, si, frondoso, ni un ruido y con lianas por todos lados…


El mismo bosque nos dejaba imágenes que nos hacían pensar mas en la vida que en la muerte, colores por todos lados, todos de rojos, verdes y amarillos que invitaban a mezclarse con el negro de las rocas

Nosotros por si acaso salimos de allí corriendo, sin pararnos mucho y sin mirar muy hacia dentro de los senderos.
[Información] El porque hablar hoy del bosque de los suicidios, siendo Vierneeeee día fantástico donde los haya, es mas que nada porque el mail esperado llegó, pero no con las noticias que hubiéramos deseado. Que se le va a hacer. Había estado haciendo entrevistas y por fin conseguí llegar hasta la última en una compañía, pero esta no pudo ser. Eah pues a por otra, que esta ya no nos vale.
Nosotros estamos aquí para jugar y seguiremos jugando. Eso de retroceder es, como mucho, para coger carrerilla y saltar mas lejos.
Pero como desaprovechar la oportunidad de hablar de algo que en este país es tan presente, el suicidio como solución honorable, una extraña solución que por educación, manera de ser y demás no puedo compartir. Ni mucho menos criticar. Eso si, nosotros seguimos jugando, para eso vinimos y aquí nos quedamos 🙂
Así que si me veis correr por las calles de Tokio con traje es que ando buscando un curro mejor, pero no os preocupéis la sonrisa aun nos acompaña.
En un remoto pasado
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noviembre 9th, 2010 lorco
Nieves, montes, arroyos, al final todo tenia que terminar en algún sitio y si ese sitio se tiene un premio por ser considerado una de las cien aguas mas puras de Japón seguro que el sitio merecía la pena.

El agua que baja del Fuji tarda unos ochenta, repito, OCHENTA años en irse filtrando hasta que llega a esa poza central, un estanque de diez metros de profundidad de aguas tan transparentes que hasta a mi me apetecía meterme dentro.
Los ocho estanques están rodeados de tiendas de regalos para turistas pero aun así el espectáculo merece la pena.



Los edificios que rodean los estanques guardan un aspecto de «anciano» que le da una atmósfera de esas que te hacen retroceder 100 años en el tiempo y pensar que aun hay esperanza, que las cosas se pueden conservar si tenemos cuidado con ellas.
El hecho de que el monte Fuji se refleje en las aguas le da un valor especial para los japoneses, al fin y al cabo el Fuji es un monte sagrado. A nosotros nos dejo la retina llena de imágenes y alguna que otra foto.





Dentro de los estanques las carpas y las truchas se disputaban el premio al bicho mas GRANDE que hemos visto en agua dulce.


Y evidentemente nos hacían pensar que eso así al horno, con jamoncito (o almendras) dentro tenia que estar así como perfecto para cenar, ¿no?
[Actualización] Nuevas fotos en el álbum del monte Fuji, un montón mas.
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noviembre 8th, 2010 lorco
Como buenos hobbits que somos no podemos desaprovechar ninguna oportunidad para llenarnos la panza y mas si podemos con ellos conocer un poco mas de la zona que visitamos.
Tuvimos la suerte de que Hide conocía una receta de la zona que quería que degustáramos, una especie de «sopa/guiso» con pasta y verduras que era muy famosa en la zona.
Ni mas ni menos que el hōtō (ほうとう), tremendo, pero mejor unas fotos y volvemos al texto.


Ni que decir tiene que nos fue imposible terminar con semejante bañera de comida, era increíble, verduras de todos los colores, aunque la calabaza era la que le daba un color anaranjado al conjunto y un punto de sabor increíble. La pasta… Hecha a mano, de un grosor de los que hacen imposible comerse dos fideos a la vez, de los que hacen que llamar fideo a semejante grosor sea casi un insulto…
Increíble, solo esa comida ya merecía la pena el viaje, tanto como para marcarlo en la agenda de «tenemos que volver»
Pero la cosa no iba a quedar ahí, no íbamos a comernos semejante manjar en un sitio cualquiera, tenia que ser uno de los edificios mas famosos de la zona.


Un enorme iglú diseñado por el estudio Takeshi Hosaka con la idea de que este siempre abierto para poder ver el Fuji desde el interior, para poder mantener el impacto ecológico al mínimo y sobre todo buscando un aprovechamiento del espacio BRUTAL. Os recomendamos pinchar en el enlace, nuestras fotos no le hacen justicia a semejante edificio.
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noviembre 5th, 2010 lorco
El miércoles era el día de la cultura y como no, teníamos que hacer algo, algo que cambiase nuestra rutina de estudiar, trabajar, limpiar y sobre todo no salir de fiesta ni hacer amigos…
Así que, al Fuji, si, si, justo cuando va a empezar el invierno, cuando uno se dice que en dos días el acceso estará cerrado y la nieve ocupara su plaza en lo alto del monto junto a los dioses, que mejor fecha…

Lo cuatro jinetes, tres de ellos invitados por Hide, y super Hide el conductor, nos encontramos a las horas en las que solemos irnos a dormir los fines de semana para hacer camino hasta allí y disfrutar, ademas, del cambio de color de las hojas. Nunca dejare de sorprenderme de esos colores rojizos.

Pero el objetivo era ver el monte, ese que dicen que se ve desde todos los edificios altos de Tokio y que se pasa la vida escondido tras las nubes. Algunos dicen incluso que es tan real como el monstruo del lago Ness.


Ahora ya lo habeis visto, ¿no direis que no se ve bonito con su cabecita llena de nieve? Afortunadamente esta no nos impedio llegar hasta la quinta estacion, lo maximo que se puede subir en coche, y luego un ratito andando, que tampoco era plan de subir hasta la cuspide, ¿verdad?



El hielo ya habia hecho presencia y encontramos algun arroyo que mas que arroyo era un polo de musgo y tierra, pero hobits infatigables como somos seguimos andando, un poco mas, teniamos que llegar hasta la curva que nos permitiria ver el otro lado de la montaña.



Con ganas de subir mas, mucho mas, de llegar arriba y ver si eso de que los dioses viven allí era cierto (que me da que mi que si lo hacen en invierno se piran a Okinawa que hace mas calor) nos quedamos, pero volveremos, seguro que volvemos para subir hasta el final. Evidentemente hay muchas mas fotos, muchas, muchas, en el álbum
Casi me olvido, perdon, perdon, tuvimos, como no, un invitado y no era una araña…

MOLA MIL
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octubre 27th, 2010 lorco
Nos ha costado media mañana de tiempo y un par de subidas a la pagina que no quería aceptarnos el vídeo, pero por fin, para vosotros, seis minutos de imágenes en movimiento, también llamadas vídeo
Pedazo de ambientes…
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octubre 26th, 2010 Nerea
A estas alturas, los posados de Samurai protagonizados por Ferpi y Guillermo, parecen insuperables. Y puede que lo sean. sin embargo, vamos a intentarlo.
«Mukashi mukashi…» o lo que es lo mismo «Erase una vez…»
Para empezar, cuando aterrizamos en Tateyama, sólo sabíamos que se trataba de un gran Matsuri (o festival) anual, en el que los habitantes de Tateyama conmemoraban la Leyenda conocida como «Nanso Satomi Hakkenden». Aunque en su momento no sabíamos nada de la leyenda (y para qué negarlo, no nos importó), el despliegue de medios y lo pintoresco de las escenas que íbamos contemplando eran suficiente acicate para nuestros hocicos de turista curioso. Si no hemos puesto ningún enlace a la leyenda es porque no hemos encontrado información sobre ella en español y porque realmente es un lujo poder contarla uno mismo. Para quienes no tengan el espíritu muy Cuentacuentos hoy, tenéis nuestra bendición, saltaros esta parte.

Princesa Fuse, su esposo canino Yatsufusa y sus ocho hijos espirituales.
» Erase una vez, en la región de Nanso (actual Tateyama), durante un período de enfrentamientos sangrientos, el samurai Satomi puso fin al gobierno de una pareja de intrigantes traidores. En su último aliento, la esposa bruja Tamazusa, arrojó una maldición sobre la descendencia de Satomi: Que tus nietos sean perros errantes sin amo.
A pesar de la victoria de Satomi, las guerras se sucedieron sin tregua. Satomi, presa de la desesperación y ante el miedo a ser vencido, se confíó a su fiel perro Yatsufusa : A quien me trajera la cabeza de mi enemigo, le daría la mano de mi hija, la Princesa Fuse, aunque se tratara de un perro como tú. Cuando Yatsufusa se presentó ante Satomi con el tributo entre las fauces, Satomi no tuvo más remedio que cumplir su palabra y ceder a la joven Fuse (cuyo prometido había sido dado por muerto), quien supo honrar a su padre pero que impuso a Yatsufusa la condición de no tocarla. De este modo, Fuse y su esposo canino emprendieron una vida juntos en las montañas y se profesaron un respeto mutuo, a raíz del cual, Fuse quedo milagrosamente en cinta.
Desgraciadamente, el desaparecido prometido de Fuse, el guerrero Daisuke, al regresar a su hogar y conocer la deshonrosa situación de su amada, se echó al monte con la determinación de acabar con la vida de Yatsufusa. Sin embargo, Fuse se interpuso y resultó herida de muerte. Sus últimas palabras fueron para Daisuke, y mientras le explicaba el milagro de su concepción espiritual (ya veis, no somos los únicos, aunque ellos lo llaman leyenda), las cuentas de su mala (rosario budista) se desperdigaron por el suelo. Todas excepto 8 cuentas, que se dispersaron por todo Japón y fueron a parar a 8 familias. En cada una de ellas nació un hijo marcado con el símbolo del Clan Satomi. Al conocer la verdadera historia, Daisuke se sintió tan culpable, que se hizo monje y se dedicó de reunir a los hijos de Fuse: Los Ocho Perros Guerreros del Clan Satomi, cuyo cometido sería defender las tierras del Clan Satomi. Y colorín colorado…»
Esta leyenda fue recogida por Kyokutei Bakin a principios del siglo XIX y constituye la novela clásica más larga de la literatura japonesa. Está formada por 106 volúmenes, y tardó 30 años en completarla. Bakin se quedó ciego durante el proceso y tuvo que dictar las últimas partes de la obra a su nuera.»
Para los que podáis leer en francés, lo he adaptado (o medio copiado) de este blog, no veas que curro se ha metío el colega.
Para lo que seáis un poco frikis, esta leyenda a ha inspirado numerosas adaptaciones cinematográficas, teatrales y como no: de anime.
Pero volvamos a nuestro matsuri…¿por dónde iba?
Al llegar, nos topamos con los Dashi’s, carrozas ricamente adornadas y tiradas gracias a gruesas cuerdas. Todos participan en esta celebración, de modo que tanto niños como adultos tiran de las cuerdas del Dashi. Seguimos el sendero de Dashi’s de colores y llegamos al parque de Shiroyama (observad el castillo, precioso en las alturas, más falso que un duro con la geta de Goku), donde la asistencia era más densa y ruidosa. Ante la imposibilidad de seguir por el camino principal, nos desviamos por un callejón. Gran acierto.



Los participantes en la reconstrucción de la Hakkenden estaban dándose un respiro tras haber caminado hasta el parque delante de la procesión. Admirad lo imponente de esas armaduras, las caras de agotamiento de los chiquillos y el orgullo de los adultos. Impresionante. Nos hubiéramos quedado allí encantados, pero nos echaron porque tenían que prepararlo para la representación. No nos podemos quejar, sobretodo porque para compensarnos, y tras ver las caras de felicidad infantil que se les habían quedado a Ferpi y Guillermo, nos indicaron que en el museo se podrían vestir con una armadura de verdad: 18 kilos de verdad… sin el casco. Y es que, por causas de peso, las armaduras que lucen los habitantes de Tateyama son de cartón piedra y enlacadas. Todo un trabajazo, por cierto. Por ¿quién diría que no son de verdad?




Tras la sesión de posados samurais, llegamos a la representación en plena batalla. Por suerte, pudimos contemplar desde arriba, las últimas escenas de la leyenda. Solo podemos asumir que el samurai que marcha con paso decidido hacia el escenario, es uno de los Ocho Perros Guerreros, reuniéndose con sus hermanos por fin mientras los arcabuceros lanzan salvas de bienvenida. Pero esto, claro está, es nuestra modesta, imaginaria y propia versión.


A continuación, y en efervesccencia matsuril, nos pasamos por los yatais a ver que daban de comer. Una pena no haber sacado fotos, porque lo que nos zampamos no estaba nada mal: ise ebi (o mini langosta, similar a la de Izu) y un namero frito (personalmente, me pirro por el namero en todas sus formas). De este modo, nuestros estómagos nos guiaron hasta la zona de avituallamiento de los cargadores de Dashis, entre los cuales hicimos algún que otro tomodachi borrachil. La verdad es que son un encanto de gente.Y si a alguno le da la impresión, viendo el álbum de gentes anónimas del festival, de que son un puntito kinkis (cholos, jinchos), no os equivocáis, nuestras acompañantes tokiotas también lo pensaban.



Recordáis que habíamos hablado de los mikoshis, pues el cierre del festival lo hacen ellos. Y de qué manera. Una apoteosis entre El Rocío y el festival de mikoshis de verano. Por turnos, dos mikoshis se unen y saltan y bailan a la vez, sin accidentes ni heridos. Increíble. Así se les pone el cuello como una patata, no es para menos.



Poco a poco, la hora de devolver el coche se nos echaba encima y dejamos a Tateyama y sus gentes disfrutar del espectáculo.
Una vez más: Arigatou gozaimasu.

Muchas mas fotos en el álbum
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octubre 8th, 2010 lorco
En todo viaje, y el de Izu no iba a ser diferente, hay un momento de vuelta a casa, y nosotros queríamos hacerlo de manera que nos resultara extremadamente agradable. Que no nos pareciera que volvíamos sino que íbamos.
Para ello decidimos pasar por las cascadas de Kawazu y claro…

Teníamos que haceros disfrutar de ellas a vosotros también.
Nada mas empezar el camino nos encontramos con una ROCA sagrada que tenia un circulo de cuerda en to lo alto, a aquel que consiguiese meter una piedrecita dentro se le concedía un deseo


Después de fallar miserablemente seguimos que estábamos allí para ver cascadas y no para apedrear piedras.


El paisaje era una locura, todo verde y sin sensación de frío aun, aunque seguro que en invierno allí tienes que flipar. Lo que si nos dejo un poco alucinados fueron las formaciones de las rocas, cuadradas, SI, SI, CUADRADAS, suponemos que erosión y demás no tienen que ser fácil ser piedra por esa zona 🙂


Pero nada, a ver mas cataratas que había siete de ellas.



El agua estaba HELADA, pero apetecía muchísimo el tirarse a algunas de las pozas que se veían. Hasta a mi se me pasaron ganas….


El ultimo bambú es de la tienda de la que habló Ferpichan, y Nerea pagó.
Para despedirnos de las cascadas, una parejita salio a decirnos adiós


Mas majos ellos… Un poco paraetes, pero majos, majos.
Nada mas salir de las cascadas un puente que seguro tiene algún récord en eso de las ingenierías que miden metros, curvas, altura y demás.



Dos pedazos de círculos para subir salvando un desnivel increíble, como idea no esta mal, mejor que arrasar una montaña, pero seguro que se dejaron una pasta en ello.
Quizás el viaje nos quiso decir algo, pero nosotros aun buscamos la respuesta…



¿Alguna idea?
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