marzo 23rd, 2015 lorco
No es la primera, segunda ni tercera vez que os hablamos de la semana santa de Lorca. Tampoco creo que sea la ultima.
La primera vez hablamos de locura, la segunda de pasión, la tercera de aquellas procesiones de allá el 1934.
Para este año dudamos entre hablaros de bordados, de iniciativas para convertirlos en patrimonio de la UNESCO o entre hablaros de lo necesaria que puede ser la lizipaina (caramelito de menta en su forma no farmacéutica) para el cuidado de las gargantas.
Aunque la verdadera razón es haceros visitar esa que es mi ciudad y que luego lo contéis. Este año lo intentaremos con los bordados y las personas empeñadas en que ese arte no desaparezca.
Desde que era un enano los bordados han estado presentes y no solo en la semana santa. Mi tía es bordadora, la plaza de jugar de enano es «la plaza de la bordadora», que creo se llama Concha Sandoval.

Si hay una artesanía en Lorca que merece el titulo que se da en Japón a «tesoro nacional viviente» son estas mujeres (no tengo constancia de hombres bordando, que lo mismo los hay, aunque si dirigiendo talleres) que dedican su tiempo, esfuerzo y arte a dar puntada tras puntada y dejar obras que sobreviven a varias generaciones y ahora son estandartes de sus respectivos pasos.
No por nada los únicos textiles declarados Bienes de Interés Cultural, (BIC), en España están en Lorca:
– Manto de la Santísima Virgen de la Amargura. Paso Blanco.
– Paño Frontal del Palio de la Santísima Virgen de la Amargura. Paso Blanco.
– Paño Lateral Derecho del Palio de la Santísima Virgen de la Amargura. Paso Blanco.
– Paño Lateral Izquierdo del Palio de la Santísima Virgen de la Amargura. Paso Blanco.
– Paño Posterior del Frontal del Palio de la Santísima Virgen de la Amargura. Paso Blanco.
– Estandarte de la Oración en el Huerto o «Paño de las Flores». Paso Blanco.
– Estandarte Guión. Paso Azul.
– Estandarte de San Juan. Paso Azul.
– Estandarte de María Magdalena. Paso Azul.
– Estandarte del Reflejo. Paso Azul.
– Estandarte del Ángel Velado. Paso Azul.
– Manto de la Santísima Virgen de los Dolores. Paso Azul.
Ambos pasos, los dos grandes, tienen la pagina web donde hablan de todo un poco, y de bordados un mucho. El paso Blanco, el paso Azul
No se si la iniciativa tendrá suerte y conseguirá que el bordado sea reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, ojala que de ser así consigan que la lista vaya creciendo y que esta artesanía se conserve durante muchas mas generaciones, de lo que si estoy seguro es que la venta de lizipaina crecerá durante las semanas que vienen.
Siiiiiiii
NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
VIVAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
VIVAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
(pasaros por Lorca y seguro que la semana santa dejara de ser lo que pensabais que era)
En un remoto pasado
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marzo 18th, 2015 lorco
En este país es una locura lo de los trenes, hay por todos lados, lineas publicas, privadas, rápidas, lentas, con conductor, sin conductor, sobre raíles, sobre neumáticos, magnéticos, DE TOOOO.
Hace unas semanas flipaba porque encontré un niño chillando lo mismo que el jefe de estación, el jodio se sabia la retaila de cosas que te sueltan aquí.

La verdad es que los dos se sonreían el uno al otro, uno con cara de «de mayor quiero ser como tu» y el otro con cara de «soy un modelo para alguien». No se, un pequeño guiño que me hizo sonreír de vuelta a casa.
Cual fue mi sorpresa cuando me volví a encontrar con el niño y su madre un par de días de esos de lluvia, y jamonera en casa, después. Iban en el otro sentido, era aun muy pronto para que mi cabeza estuviera enchufada. Ni me dí cuenta de que era el mismo niño hasta que el tren salio de la vía y lo vi anunciándolo y haciéndoles señales a los conductores de que todo estaba bien y podían salir.
Y ahí estaba de nuevo la sonrisa, maldito crío.
La madre me vio sonreír y debió reconocerme, me devolvió la sonrisa y miro a su futuro jefe de estación sintiéndose tan orgullosa como avergonzada por esa afición al silencio de este país.
Desde entonces la madre me reconoce y me saluda con su sonrisa, yo miro al jefe de estación en miniatura y espero que de la salida. El otro día la madre le comentaba que debería saludarme, que ya nos hemos visto muchas veces y que ya toca eso de «ser amigos» de metro.
El seguía a lo suyo, a mirar cuando iba a salir el tren, a vigilar que las puertas se cerraban como debían y a anunciar la salida. Tan pequeño y ya tan profesional 
No se si existirá el «día del jefe de estación aficionado» debería, que carajo, si nombraron a un gato jefe de estación seguro que ya existe algo parecido. Ese día la sonrisa debe darle la vuelta, su madre debe estar doblemente orgullosa y por fin podrá chillar sin miedo a ese silencio socialmente impuesto lo de…
«東急東横線をご利用くださいまして、ありがとうございます。この電車はみなとみらい線直通、特急、元町中華街行きです。次は中目黒、中目黒です。日比谷線ご利用お客様はお乗換です。お出口は右側です。»
«Tōkyūtōyoko-sen o go riyō kudasaimashite, arigatōgozaimasu. Kono densha wa Minatomirai-sen chokutsū, tokkyū, motomachichūkagai ikidesu. Tsugi wa Nakameguro, nakamegurodesu. Hibiyasen go riyō okyakusama wa o norikaedesu. O deguchi wa migigawadesu.»
«Gracias por usar la Tōkyū Tōyoko Line. Este tren se fusionará y continuará como un Limited Express en la linea Minatomirai hasta Motomachi Chūkagai. La siguiente estación es Nakameguro. Pasajeros que cambian a la linea Hibiya, por favor cambien en esta estación. La salida estará a la derecha.»
Algo que he aprendido escribiendo esto,
駅長 えきちょう ekichou Jefe de estación
時刻表 じこくひょう jikokuhyou Horario
En un remoto pasado
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marzo 2nd, 2015 lorco
El despertador suena y me encuentra despierto desde hace 5 minutos, después de apagarlo me arrastro hasta la ventana, llueve, mierda, me voy a mojar.
Buenos días a Mahal y arrastrándome de nuevo a la ducha. Me pienso dos veces eso de usar desodorante, va a dar igual, seguro que no se nota. Al final lo uso.
A por el uniforme, mallas, pantalón corto, camiseta de esas que te hacen parecer una morcilla y el cortavientos. Estamos listos.
La ropa interior resultó ser el único error, los calzoncillos, nada de ir comando, bien. Los calcetines, mierda, me dio por estrenar algo.
El día anterior había comprado un «plástico chubasquero» y una manta de esas de catástrofes, nada de pasar frío antes de salir.
Otro beso a Mahal y para la salida.
Repaso,
- Móvil, check
- Batería, check
- Auriculares y funda anti agua para móvil y batería, doble check
- Barra de cereales, check
- Gel de esos de energía, check
- Dorsal y chip para los pies, check, check
Estaba listo. Pero por si algo malo pasaba, pillé la pasmo y cuatro mil yenes en monedas de 500, así iría haciendo ruido.
En la estación ya me crucé con los primeros corredores, nadie decía nada, todo el mundo miraba para sus adentros, alguna sonrisa si que se nos escapaba.
Llegar a shinjuku y empieza la fiesta, gente con dorsales por todos lados, todo el mundo cambiándose bajo techo, fuera aun caían algunas gotas.
Carteles indicando tu zona de entrada en cada cruce, imposible perderte. Imposible no hacer cola.
A las 8:45 estaba la ropa en el camión que la llevaría a LA META y mi persona intentando hacer de pingüino emperador junto a los otros corredores, cuanto más junticos más calenticos.

Todos mirábamos al cielo, aun gris, aun goteaba. Empezaba a subir la adrenalina, allí íbamos, salía, primero los locos de la silla de ruedas, esos si que corren. Luego los del sprint, después las personas humanas.
Justo a mi lado, un abuelete me mira, sonríe y pregunta, «¿preparado?»
Creo que nunca, le contesto, ¿primera vez para usted?
No, es la sexta.
Recogí mi mandíbula del suelo y salimos juntos, no lo vi durante la carrera, seguro que llego antes que yo 
Los primeros cinco kilómetros bien, muy bien, tanto que me vi al lado de las liebres de 4:30. Me acojoné, eso era ir deprisa, decidí que era mejor bajar de ritmo y seguir sin pensar en ellos, si los volvía a ver cerca ya correría (estuve cerca de ellos hasta el kilómetro 36)
Mientras miraba a derecha e izquierda, mientras veía a la primera persona ponerse a andar(en el kilómetro DOS), mientras buscaba un culo ritmoso para seguir, me planté en shinagawa, ya en el kilómetro 15 e iba a 4 minutos de los de 4:30, bien guille, bien.
Seguimos «subiendo» y ya estaba en Ginza, allí vi a Dani corriendo a mi lado con la cámara, justo a mitad de la maratón.
El mamón me chillaba, «Vas bien, muy bien, no te pares, ¡¡sigue!! Grande, Guille, grande»
Con la sonrisa seguí, sabía que allá por el veintipico tenía a mis dos liebres ilegales y Mahal. Sigue, Guille, sigue.
Esos tres o cuatro kilómetros se hacían largos, no los veía, quizás en la siguiente curva… Sigue, Guille, sigue.
Allí estaban, creo que primero vi a Oskar, luego a Mahal y a Chiqui. Segundo subidón: «Vamos mamones, salid, no esperéis, salid.»
Yo no podía parar, parar hubiera significado tener que volver a empezar y eso cuesta, me cazaron a los tres metros.

Gran alegría, poder correr con ellos el mismo trocito, o casi, que corrimos con Oskar hace unos años, fue una pasada. Me marcaban ritmo, 6:30 por kilómetro. «No apretemos que aun me queda». Risas, más risas y justo cuando más confiados íbamos, les echan mano al cuerpo, «¿y tu dorsal?», Chiqui se hace para un lado para evitar que pillen a Oskar, pero no hay nada que hacer, el tipo los vio a los dos, «¿y el tuyo?», a mí ni me miró. Yo seguí corriendo, no parar. Sigue, Guille, sigue.
Un par de kilómetros después siento una sombra con un gorro gris corriendo a mi lado, ¡era Mahal! Esta vez sí que me paro, le doy dos besos y «Sigue, Guille, sigue.»

Poco a poco, recuerda, 6:30. Aun queda mucho.
En eso iba mi cabeza cuando de repente mis liebres vuelven a mi lado, se habían escapado del controlador, habían seguido 100 metros y corrido como locos para pillarme, los pobres me decían, «tío vas muy rápido, pensábamos que te habíamos pasado» Dos kilómetros más con amigos, ¡perfecto! Justo cuando Ginza asomaba de nuevo dieron media vuelta, un «Gracias, tened cuidado que no os pillen al salir» y un «Sigue, Guille, sigue.»
Un rato después oigo mi nombre, me giro, busco, sonrío y encuentro a Dani y a Pablo, «sigueeeeee» Ahora sí, ya queda nada. Aun no te duele nada, venga, ya estamos allí.

Delante se veían ya esos puentes, las únicas subidas de verdad de toda la maratón, justo al final… «Sigue, Guille, sigue.»
Fue a partir de esas subidas cuando me di cuenta de verdad de que iba a terminar, que era posible. Ahí dejé de apretar, ahora tocaba disfrutar de donde estaba, no parar pero sí que nada de forzar.

Anduve deprisa, troté despacio, iba muerto de sed. Pero avanzaba y los carteles ya no decían los que llevaba si no los que faltaban, menos de CINCO, de CUATRO, de TRES, menos de UNO (no se que pasó con el de dos)
Allá por el kilómetro 40 fue el único susto, un pinchazo en el dedo corazón del pie derecho, no podía ser, estaba AL LADO, salté durante cuatro metros, andé durante diez más y ya no dolía, «Sigue, Guille, sigue.»
La sonrisa iba subiendo a los labios, te sabes cerca, afortunadamente no me fijé mucho en los caídos, dolía mucho verlos. Gente corriendo a tu lado que de repente, sin que pase nada, se desploma, deja de poder mover las piernas, echa las manos a las mismas y se va hacia un lado. Nunca la definición de «tan cerca y tan lejos» cobró tanto sentido.
Yo a lo mío, «Sigue, Guille, sigue.»

Y en eso estaba cuando de repente ves una curva, hay más ruido justo detrás, tiene que ser la meta, ahora sí, quémalo todo. Llegar y ver el cartel de 195 metros es algo comparable con despertarse el día de reyes cuando aun ponía en la lista «el barco de los clics«. Subidón ENORME, adrenalina, adrenalina.
Tenía ganas de abrazarme a todo el mundo, aunque no tenía muchas fuerzas para ello.

Y además… ¿Dónde estaba Mahal? ¿Y esa cerveza de la que tanto habíamos hablado?
Biiiip biiip
-¡¡¡ Noooooooo!!! ¿¡¡¡Ya estas aquí!!!? ¡¡¡Mierda!!! ¿Cómo estás? ¿te duele algo? Lo siento mil!!! hay más gente que en la guerra, nos hacen dar mil vueltas… Joooooooooo
– Tranquila, ahora me tengo que arrastrar, pillar la bolsa de la ropa y salir a la zona de encuentro, llegas de sobra 
Nos vimos en la zona de encuentro, casi una hora después. Y la cerveza aún tuvo que esperar un poco más porque… ¡No venden alcohol en ningún konbini de la Yurikamome! ¡¡¡Señores!!! ¡¡¡Ni en las camionetas de kebabs, ni en Tokyo Sight!!! ¡¡Qué sana es esta gente!!
Pensamientos inconexos
– Me comí la barrita de cereales en 4 veces, un bocado a los 10, otro a los 15, otro a los 25 y el resto al llegar
– Me bebí el GEL DE SUPER ENERGIA en dos veces, la mitad en el 16 y el resto en el 23
– El trocito desde la mitad del maratón hasta que vi a «las liebres» me pareció largo de más.
– Pasé sed los últimos cinco kilómetros, recuerdo beberme dos vasos de isotónica y dos de agua en el último avituallamiento.
– El cartel del público que más gracia me hizo fue el de unas chicas que decía «WE HAVE LUBE» (tenemos lubricante) Si me hubiera puesto en los pies no tendría llagas.
– El miércoles después de la maratón ya podía agacharme sin sentir pinchazos.
– El mejor disfraz… Una caperucita seguida por un lobo, brutales.
– En el mismo sitio que repartían pollo frito y vino en el 2012 este año daban pasteles y Champán.
– No pillé nada de comer de las mesas ni del público, tampoco desayuné.
– Lo único que acabó destrozado fueron mis pies, ampollas es poco, el viernes aun me dolía el dedo gordo del pie izquierdo. Eso sí, durante la carrera, NA DE NA.
– Había gente con dorsales de «corro con una causa», uno decía «KEEP ALWAYS YOUR SMILE, THEY CAME TO SEE YOU» (manten tu sonrisa, han venido a verte) No pude parar de sonreír cada vez que lo recordaba.

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